Una nobel de la Paz empuña el machete en México
- La estadounidense Jody Williams defiende la lucha de los campesinos mexicanos de Atenco
- Anuncia un manifiesto con otros Nobel para exigir a Calderón que respete los DD.HH.
- Está contra el alzamiento en armas, pero se indigna por el gran despliegue militar en el país
La nobel de la Paz estadounidense Jody Williams ha alzado el machete símbolo de los campesinos mexicanos de Atenco y ha anunciado que enviará una carta al presidente Felipe Calderón para pedirle cuentas sobre los derechos humanos.
"Queremos seguridad y derechos humanos, no seguridad o derechos humanos", ha dicho en un encuentro con mujeres activistas de diversos puntos de México, cuya causa principal era la liberación de 12 presos de San Salvador Atenco, próximo a la capital, encarcelados desde hace cerca de tres años por unos disturbios que dejaron dos muertos, doscientos detenidos y 26 denuncias por abuso sexual.
A la cita de este martes han acudido también representantes de organizaciones sociales de Ciudad Juárez (norte de México), que luchan contra los asesinatos de mujeres, y de los sureños estados de Oaxaca y Guerrero, que denunciaron violaciones de sus derechos por las autoridades.
Williams, quien está en México para participar en una conferencia mundial sobre desarme organizada por la ONU, se ha mostrado crítica con la labor del Gobierno mexicano de puertas adentro, aunque éste se diga colaborador en los foros internacionales.
La nobel de la Paz de 1997, condecorada por su trabajo contra las minas antipersonales, se ha comprometido a escribir una carta pública al presidente Calderón "y al ministro de injusticia" para plantearles el respeto a los derechos humanos en México, y ha asegurado que para ello recabará las firmas de otros premios Nobel de la Paz.
Antimilitarismo
Williams ha criticado la fuerte presencia militar en todo el país, consecuencia de la guerra contra el narcotráfico que mantiene el Ejecutivo de Calderón, personificada en operativos mixtos de soldados y policía federal. "¿Cómo puede aguantar un pueblo al Ejército por todo el país?", se ha preguntado la Nobel, que ha asociado la fuerte militarización de las naciones con bajos estándares de respeto a las garantías individuales.
La activista ha recibido por parte de decenas de personas reunidas en el humilde poblado de Atenco dos camisetas y un paliacate (pañuelo) simbólicos de su lucha, además del machete. "Nos dicen violentos por portar el machete como símbolo, pero representa el trabajo de la tierra, el trabajo de nuestros padres y abuelos, y de la Revolución mexicana", ha apuntado la activista Marta Pérez.
A su lado e igual que ella, varias mujeres indígenas de más de 50 años enarbolaban el machete, habitualmente oxidado, con que se les identifica. Lemas revolucionarios, cohetes, murales con la efigie de los revolucionarios Emiliano Zapata y Pancho Villa y una comida popular han marcado la jornada en la plaza principal de Atenco.
Los disturbios de Atenco, ocurridos en mayo del 2006, explotaron cuando la policía intentó desalojar a vendedores ambulantes de un poblado cercano. Cientos de habitantes de Atenco se lanzaron a la ayuda, lo que derivó en tres días de enfrentamientos y serias acusaciones de abuso sexual masivo en contra de los agentes. El líder de los macheteros de Atenco, Ignacio del Valle, está condenado a 112 años de cárcel.
La Nobel de la Paz se ha mostrado en contra de levantamientos populares armados. "No soy pacifista, no soy como Gandhi o la Madre Teresa, pero creo que con violencia lo único que se saca es más violencia", ha explicado, al tiempo que mostraba su carácter enérgico al decir: "Siempre ando enojada por lo que pasa en este pinche (jodido) mundo".