Barroso, un 'camaleón' en constante viaje de ida y vuelta
- Maoísta en los 70, se convirtió al centro-derecha y al liberalismo
- Fue el anfitrión de la foto de las Azores y ha acabado apadrinado por Francia y Alemania
- Sus críticos le reprochan que le diga a cada grupo político lo que quiere escuchar
- Inició su mandato con una agenda liberal y desreguladora que ahora quiere cambiar
José Manuel Durao Barroso ha sido capaz de cumplir su sueño de tener un segundo mandato como presidente de la Comisión Europea, equiparándose con el mítico Jacques Delors, gracias a una apuesta decidida por el pragmatismo, que ha hecho que sus detractores lo comparen con un camaleón.
Y no les falta razón, si se juzga su trayectoria política. Miembro en los años 70 de un movimiento maoísta en la época de la revolución de los claveles, pasó en los 80 al Partido Social Demócrata, de centro-derecha, y se convirtió en 2003 en el anfitrión de Bush, Aznar y Blair en la famosa foto de las Azores, que desencadenó la invasión de Irak, cuando fue primer ministro portugués.
A izquierda y derecha
Ahora, en pleno 2009, es capaz de abrazar una agenda social o liberal, en función de si tiene que convencer a un grupo u otro, tras cinco años de mandato al que le han reprochado falta de iniciativa política.
"Cuando habla a los socialistas, es socialistas. Cuando habla a los liberales, es liberal y cuando habla con los Verdes, es verde", se ha burlado de él el líder de los socialistas en el Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz, uno de sus grandes críticos junto con el líder de Los Verdes, Daniel Cohn-Bendit, que ha estado buscando un candidato alternativo sin éxito desde el verano.
Otra de las críticas recurrentes es que se deja que su conducta sea dictada por los Estados grandes, dejando de lado los intereses de Europa.
Europa "necesita a alguien que dirija y no alguien que pregunta a Francia y Alemania para saber qué hacer," le ha criticado el presidente del Partido Socialista Europeo, el danés Nyrup Rasmussen.
Sin embargo, el portugués asegura ser un verdadero europeo. "Mi partido político es Europa", ha repetido durante su mandato, que empezó gracias a que el británico Tony Blair le 'apadrinó' para fortalecer las relaciones transatlánticas tras su apoyo a la guerra de Irak.
De desregulador a regulador
Inició así una agenda liberal en la Comisión que luego ha sido criticada por la tendencia a la desregulación que impulsó y que es vista como una de las causas de la actual crisis económica.
En este sentido, ha defendido la polémica directiva Bolkestein sobre la liberalización de los servicios y se ha convertido en el dirigente de una Comisión modesta que busca menos y mejor legislación.
Sin embargo, la crisis institucional causada por el rechazo del proyecto de Constitución europea le hizo dar uno de sus virajes políticos, inclinándose hacia posturas más sociales, que se acentuaron con la crisis financiera mundial.
Criticado hasta entonces por París y Berlín, que le consideraban demasiado pasivo, se ha convertido en un ardiente defensor de la regulación del mercado.
"Barroso está ahora mucho más cerca de la voluntad que queremos a la cabeza de Europa", ha asegurado el ex ministro francés Michel Barnier, que podría entrar en la nueva Comisión Barroso.