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Europa del Este asume el fin de dos décadas de 'romance' con EE.UU

  • La suspensión del escudo antimisiles siembra el descontento en Europa del este
  • Dirigentes de las revoluciones del 89 reprochan a Obama el abandono de la zona
  • Obama y Medvedev se reúnen la semana que viene para hablar de desarme

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"A los americanos sólo les importa sus intereses. Usan a todos los demás". Estas palabras agrias y desencantadas no las ha pronunciado ningún antiamericano recalcitrante, sino uno de los héroes de la caída del Muro de Berlín, que dentro de pocas semanas cumple su 20 aniversario: Lech Walesa.

El ex dirigente del sindicato Solidaridad y ex presidente polaco resumía así el sentir de su país ante la decisión estadounidense de abandonar el proyecto del escudo antimisiles, que ha supuesto la gota que colma el vaso del desencanto de los antiguos países del telón de acero con la Administración Obama.

"No es que el escudo fuese tan importante, es la forma en la que nos están tratando", se ha quejado Walesa, que el pasado mes de julio firmaba una carta conjunta junto a otros héores de las revoluciones de 1989 en los países del Este en la que se quejaban de que Washington sacrificaba sus buenas relaciones con ellos por mejorar sus lazos con Moscú.

El problema del 'realismo'

"Nuestra región ha sufrido cuando Estados Unidos ha sucumbido al "realismo" (...) Si esa visión realista hubiese prevalecido a comienzos de los 90, ahora no estaríamos en la OTAN y la idea de una Europa unida, libre y en paz sería un sueño distante", se anticipaba en uno de los pasajes, como si pudiesen ver lo que iba a ocurrir.

Este desencanto ha ido aumentando a medida que la presión rusa sobre la zona se ha ido incrementando, en una posición de fuerza que los países del antiguo telón de acero no han encontrado el apoyo esperado de las potencias occidentales.

"Nuevamente los países europeos que están más próximos a la Federación Rusa se ven usados como moneda de cambio", reconoce Félix Arteaga, investigador especialista en seguridad y defensa del Real Instituto Elcano.

Para Arteaga, y aunque tanto Moscú como Washington lo nieguen, en cierto sentido esta decisión supone una victoria de los 'halcones' rusos, que vieron en su momento el anuncio del despliegue del escudo antimisiles como el último desagravio que estaban dispuestos a tolerar.

Desde entonces ha tomado la iniciativa con medidas como la intervención en Georgia, el episodio del gas con Ucrania e incluso el despliegue de misiles cerca de la frontera con los países bálticos.

"Estos países ven que Rusia está crecida y que ninguna gran potencia le va a plantar cara en la zona", añade Arteaga, que recuerda para explicar el desasosiego de buena parte de la sociedad de estos países que los rusos los tuvieron bajo su influencia durante 40 años.

La reunión Obama-Medvedev

Por eso, aunque el embajador ruso ante la OTAN, Dmitri Rogozin, ha subrayado que los estadounidenses no ha cambiado su postura sino que solo "han llegado a la conclusión de que lo que responde a sus intereses es otra configuración de sistema antimisiles" y la Casa Blanca ha negado cualquier quid pro quo con Rusia, todos los ojos están puestos en el encuentro que tendrán Obama y Medvedev la próxima semana, antes de la reunión sobre desarme de la ONU en Nueva York.

"Espero conocer la auténtica razón en la reunión de Obama con Medvedev", ha declarado el ex ministro de Exteriores checo, Alexandr Vondra, que considera la decisión tomada como "un giro de 180 grados en la polítia estadounidense".

Para contentar a sus aliados, el secretario de Defensa, Rober Gates, ha anunciado que ahora prevé desplegar en 2015 en Polonia y la República Checa cohetes interceptores SM-3, concebidos para destruir misiles de corto y medio alcance.

"Queremos algunas garantías de peso por parte de los americanos", ha demandado una fuente del gobierno polaco.

Y es que las razones dadas por Gates para tomar esta decisión -que ha habido un cambio en su percepción de la amenaza que representa Irán- no convencen totalmente.

Argumentos contradictorios

Para Arteaga, que ya en 2007 analizó las debilidades de los argumentos dados en su momento para construir el escudo, basados en la amenaza de los misiles de largo alcance iraníes, existen contradicciones en el planteamiento.

"Ellos querían construir este escudo para protegerse ellos mismos, por eso les preocupaban los misiles de largo alcance, no los de medio y corto", ha recordado el experto, mientras que ahora la protección contra esos misiles se vuelve prioritatia, según Gates.

Mientras tanto, en la 'Obamófila' Europa empieza a dibujarse una pequeña sima en el Este y el Oeste: mientras los países de Europa occidental muestran una admiración sin fisuras hacia el presidente estadounidense, con un 80 y un 90% de aprobación, el escepticismo y la sospecha se extiende en los antiguos países del telón de acero, según una encuesta del German Marshall Fund.