Zelaya vuelve a Honduras acogido en la embajada de Brasil y causa gran irritación de los golpistas
- El presidente depuesto ha entrado por sorpresa en el país "para no salir más"
- "Estoy aquí para la restauración de la democracia, para llamar al diálogo", ha dicho
- El gobierno de facto ha protestado con dureza ante el Gobierno de Lula por "injerencia"
- Ha decretado un largo toque de queda y ha cerrado los aeropuertos internacionales
- Miles de seguidores de Zelaya se han congregado ante esa legación en Tegucigalpa
- La comunidad internacional confía enque su llegada sirva para retomar el diálogo
El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, ha regresado este lunes al país por sorpresa 86 días después de su expulsión por el Ejército y se ha refugiado en la embajada de Brasil, para irritación de los golpitas, que ha responsabilizado a ese país de eventuales actos de violencia y ha decretado un largo toque de queda y el cierre de los aeropuertos.
La comunidad internacional, en boca de la jefa de la diplomacia de Estados Unidos, Hillary Clinton, ha expresado su confianza en que la llegada del líder sirva para solucionar la crisis de forma pacífica.
"Estoy aquí en Tegucigalpa, estoy aquí para la restauración de la democracia, para llamar al diálogo", ha declarado Zelaya a su llegada a la embajada. Horas Unas horas después, ante miles de personas concentradas a las puertas para mostrarle su apoyo, ha exclamado: "A partir de ahora nadie nos vuelve a sacar de aquí, por eso nuestra posición es patria, restitución o muerte".
El mandatario, que se ha reunido con varios de los ministros desposeídos del cargo, había pedido antes por televisión al pueblo que se acercase a la capital para protegerlo y ha solicitado a las Fuerzas Armadas que no intervengan.
En el momento en que Zelaya se dirigió a la multitud, hacia las 16.00 hora local (medianoche en la España peninsular), entraba en vigor un nuevo toque de queda, como ha acostumbrado a decretar el Gobierno de facto en cuanto se convocaban manifestaciones desde el golpe del 29 de junio.
Más adelante, se ha anunciado que este martes quedarán cerrados los cuatro aeropuertos internacionales del país. Y luego se ha anunciado que la prohibición de salir a la calle, en principio anunciada sólo hasta el amanecer, se amplía hasta las 18.00 hora local, es decir, más de un día.
No obstante, a última hora del lunes aún había gente congregada ante la embajada brasileña, según la agencia Efe.
Protesta a Brasil
El Gobierno de facto, que durante horas negó la noticia del regreso, ha enviado una nota de protesta a Brasil por su acogida y ha denunciado la "injerencia" del Gobierno de Lula.
"Resulta inaceptable para el Gobierno de la República la conducta de tolerancia al permitir que desde su sede se formulen llamados públicos a la insurrección y la movilización política de parte del señor José Manuel Zelaya Rosales, prófugo de la justicia hondureña", señala esa carta firmada por el ministro de Exteriores de facto.
"La tolerancia y la provocación que se realiza desde los locales de esa representación de Brasil son contrarias a las normas del derecho diplomático, y convierten a la misma y a su Gobierno en responsables directos de los actos violentos que se puedan suscitar dentro y fuera de ella", añade la carta antes de anunciar que "como una medida de prevención, el Estado de Hinduras va a brindar la seguridad a las personas y los bienes que permanecen" en la embajada.
Por su parte, el presidente designado por el Parlamento, Roberto Micheletti, ha pedido directamente que Brasil entregue a Zelaya para procesarle.
Además, el dirigente ha dado por terminada la mediación del presidente costarricense Óscar Arias. "En lo que él respecta, todo se ha acabado a partir del momento en que Zelaya ha vuelto sin hablar con él y sin tener su permiso para hacerlo", ha dicho Micheletti.
Confusa llegada
En un primer momento se produjo confusión porque un colaborador de Zelaya había asegurado que el presidente hondureño se encontraba en unas dependencias de la ONU en Tegucigalpa, lo que fue negado por la organización internacional. Además, Michelleti dijo horas después de su llegada que "seguía en una suite de un hotel de Nicaragua".
Mientras, el presidente Hugo Chávez llamaba en directo en la antena de Telesur a Zelaya y anunciaba que había entrado al país acompañado de un reducido grupo de personas, de forma clandestina, "atravesando montañas y ríos".
Sin precisar cuándo entró, Zelaya ha dicho que hizo "mil proezas" y que completó un periplo de unas 15 horas. Brasil ha aseguradi que Zelaya ha llegado por medios "propios y pacíficos".
No es la primera vez que el ex presidente intenta entrar en el país. Tras un infructuoso intento por aire, el 24 de julio permaneció dos horas en territorio hondureño en el paso de Las Manos, enla frontera con Nicaragua.
El origen de la crisis
El Gobierno de facto ha reiterado como viene haciendo desde su expulsión que Zelaya debe responder ante la Justicia por "alta traición". En concreto, está acusado de organizar una consulta popular --no vinculante-- encaminada a promover una Asamblea Constituyente. Varios órganos del Estado declararon ilegal esa consulta, prevista para el 28 de junio, y esa madrugada el Ejército sacó al mandatario de su casa en pijama y lo expulsó en un avión a Costa Rica.
Zelaya también tiene orden de captura por un contrato de publicidad de 27 millones de lempiras (1,4 millones de dólares) considerado ilegal por la fiscalía.
Movimientos internacionales
La Organización de Estados Americanos (OEA), en una reunión de urgencia, ha analizado la "nueva situación" y ha anunciado el viaje a Honduras de su secretario general, José Miguel Insulza.
Mientras, la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, ha confiado que el regreso de Zelaya sirva para que "todas las partes vuelvan a la mesa de negociaciones". Clinton he hecho estas declaraciones tras entrevistarse en Nueva York con Óscar Arias.
En concreto, la comunidad internacional propone como salida el llamado Acuerdo de San José, que establece la restitución condicionada de Zelaya en el poder, un gobierno de reconciliación, amnistía política, una comisión de la verdad y verificación internacional, entre otros puntos.
Las insituciones internacionales han advertido de que si Zelaya no es restituido no reconocerán al nuevo Gobierno hondureño que surja de las elecciones del 29 de noviembre y que tomará posesión el 27 de enero próximo.
Estaba previsto que Zelaya interviniese ante la Asamblea General de la ONU el próximo miércoles.