Un abogado 'gay' da a los liberales alemanes el mejor resultado de su historia
- El líder del FDP ha logrado los mejores resultados de su partido
- Abiertamente homosexual, es un firme partidario del liberalismo económico
- Pedirá una profunda reforma fiscal y podría entrar en conflicto con la CSU bávara
- Tras los fracasos de 2002 y 2005 por fin ha conseguido entrar el el gobierno
- Será con toda probabilidad vicecanciller y ministro de Exteriores
"Nos alegramos de los resultados. Pero eso significa responsabilidad. Y estamos listos para asumirla". Con estas palabras el líder de los liberales, Guido Westerwelle, trataba de frenar la euforia que supone haber logrado los mejores resultados de la historia del partido tras haber superado dos dolorosas derrotas electorales en 2002 y 2005.
Y es que este abogado de 47 años que se ha declarado abiertamente homosexual será con toda probabilidad el nuevo vicecanciller y ministro de Asuntos Exteriores en el nuevo gobierno alemán -es el cargo que se le reserva al líder del socio junior dentro de una coalición de Gobierno en Alemania- y recupera el carácter de bisagra para su partido, que gobernó con el canciller cristianodemócrata Helmut Kohl entre 1982 y 1998.
Por eso no es extraño que se pasease por la sede de su partido con el hombre que ocupó el cargo de vicecanciller con Kohl, Hans-Dietrich Genscher, uno de los padres de la reunificación alemana.
Un gay sin complejos
Alto, delgado, elegante, con un formidable sentido de la oratoria, el jefe del FDP quiere para el gobierno un sistema fiscal más sencillo y es un firme defensor de las libertades de los ciudadanos contra el Estado.
Westerwelle es, además, el primer líder abiertamente gay dentro de la clase política alemana, aunque nunca ha querido hacer excesiva exposición pública de ello.
"Nunca he pasado mi vida en un armario, pero eso no significa que vaya a poner una pantalla", ha dicho recientemente en una revista gay.
Nacido en la ciudad de Bad-Honnef, cerca de Bonn, Westerwelle fue elegido como parlamentario en 1996 y se convirtió en líder de los liberales en 2001 con el decisivo empeño de hacer un lavado de cara al partido.
Lavado de cara
Por aquel momento los liberales habían caído en el abismo parlamentario del 6,2% y tenían la imagen de traidor y oportunista por haber gobernado indistintamente con la izquierda y con la derecha.
Se considera que Westerwelle es el responsable de haber ampliado la base electoral de los liberales hasta llegar al 15%, dando una imagen moderna que ha hecho que se convierta en una opción atractiva para los votantes jóvenes.
Sin embargo, sus comienzos fueron duros. En la campaña de 2002 se hizo famoso por repetir en programas de televisión y en su página web que lograría un 18% de voto, cuando finalmente se quedó en el 7,6%, lo que fue recibido con bromas y escarnio por los medios alemanes.
"Cuando eres joven cometes errores", ha reconocido Westerwelle, que en 2005 se presentó con un programa adaptado a su base electoral - ejecutivos y profesionales - y logró casi un 10%, aún insuficiente para entrar en el Gobierno.
Desde entonces, se ha distanciado de los cristianodemócratas en política económica, especialmente la de los socialcristianos de la CSU, que respondieron llamándole el "señor sensible", en aparente referencia a su honosexualidad, algo a lo que respondió Westerwelle exigiendo con que se acabasen ese tipo de chistes.
Ahora, la convivencia entre Westerwelle y los socialcristianos de la CSU -consevadores en lo social y más intervencionistas en lo económico- será uno de los retos de Merkel en los próximos cuatro años.