China cierra Pekín para celebrar el 60 aniversario de la República Popular
- Policías armados toman las calles de la ciudad entre incómodas medidas de seguridad
- No se permiten dejar volar cometas y palomas para no alterar el espacio aéreo
- La psicosis sobre un posible ataque terrorista por aire invade a las autoridades chinas
- Los disidentes están bajo seguimiento o encarcelados para evitar cualquier crítica
Estos días no se ven ni cometas ni palomas en el cielo de Pekín y no es casualidad. Las autoridades chinas están tan obsesionadas con un posible ataque aéreo durante las celebraciones del 60 aniversario del dominio comunista que han prohibido su uso durante estos días ante la estupefacción de los pequineses.
Abajo, en las calles de Pekín, las calles están tomadas por hombres armados, con voluntarios como guardias de seguridad a ambos lados de las calles mientras a los vecinos de la plaza de Tiananmen, donde se celebrará el grueso de los fastos, les piden que compren comida suficiente para no salir de su casa y enturbien la magnificiencia del evento.
El motivo sobre el papel es la amenaza terrorirsta procedente de la lejada región occidental de Xinjiang, donde una serie de ataques con cuchillos y una explosión en un restaurante han provocado pánico entre los habitantes de esa provincia china.
Amenaza terrorista
"Debemos proteger de forma inquebrantable la estabilidad social", ha subrayado el primer ministro Wen Jiabao en una recepción con motivo del aniversario, en la que ha recordado que "la estabilidad nacional, la unidad étnica y la estabilidad social" son esenciales para asegurar el desarrollo de China.
Todos estos preparativos tienencomo objetivo proteger una celebración donde más de 100.000 personas, entre soldados y jóvenes voluntarios, protagonizarán un espectáculo que promete dejar boquiabiertos a todos, en China y en el extranjero.
Para ello, China vuelve a confiar en el director de cine y coreógrafo Zhang Yimou, que tras el éxito de sus ceremonias olímpicas en Pekín 2008 recibió el encargo de organizar la parte civil del desfile.
Más tarde, Pekín ofrecerá uno de los mayores espectáculos nocturnos de fuegos artificiales de la historia, con 20.000 artefactos pirotécnicos listos para iluminar el cielo capitalino.
Los observadores internacionales prestarán mayor atención, no obstante, al desfile militar, que durará algo más de una hora y en el que se espera que el Ejército de Liberación Popular (ELP) ofrezca una muestra de su armamento más moderno, un "espectáculo" dirigido especialmente a rivales estratégicos como EEUU, Japón o Taiwán.
A pesar de esta demostración de fuerza militar y otros elementos demostrativos del potencial de crecimiento y la confianza de China, las medidas de seguridad muestran hanta qué punto el Partido Comunista teme que se produzcan disturbios que pongan en duda su autoridad.
Estupefacción en Pekín
"Realmente no sé porqué están aquí", asegura Yu Qingyu, una estudiante china de 20 años mientras se fotografía con uno de los policías armados que están de guardia en el distrito comercial de Wangfujing.
"Parece estúpido. ¿Quién va a atacarnos?", se pregunta en voz alta la joven sin que las autoridades chinas den una explicación convincente, más allá de la amenaza de seguridad que suponen los separatistas tibetanos y uigures.
Mientras tanto, los pequineses soportan con abnegación las inconveniencias derivadas de este aniversario, entre las que están los controles de identidad aleatorios y el caos en el transporte por el itinirerario de los actos.
Peor lo tienen los disidentes, que se encuentran bajo seguimiento o directamente encarcelados desde hace meses para que ninguna visión opositora se escuche", denuncia Roseann Rife, vicedirectora de Amnistía Internacional en Asia-Pacífico.
"Como consecuencia, lo que el gobierno chino está mostrando es su propio miedo de dar al pueblo chino una voz real para que puedan hablar de sus vidas", ha añadido.