Jordi Pujol revela en sus memorias que el PSOE le propuso sustituir a Suárez por un militar en 1980
- Enrique Múgica le propuso relevar a Suárez por un militar de "mentalidad democrática"
- En la segunda parte de sus memorias, Pujol recorre el período entre 1980 y 1993
- Aborda asuntos como el 23-F, el caso Banca Catalana y los Juegos del 92
- Tuvo claro que Roca debía ser su relevo en CiU pero "no coincidieron los calendarios"
El ex presidente catalán Jordi Pujol desvela en su segundo volumen de memorias que, en 1980, el dirigente socialista Enrique Múgica le propuso, en la "obsesión" del PSOE por hacer caer a Adolfo Suárez, sustituir al entonces presidente del Gobierno por un militar de "mentalidad democrática".
Después de publicar en 2007 el primer volumen de sus memorias, la próxima semana Pujol presentará la segunda y penúltima parte de sus recuerdos, Memòries II. Temps de construir (1980-1993) (Editorial Proa), elaborado con la ayuda del periodista Manel Cuyàs, que ha dedicado al libro más de 1.400 horas de trabajo en estos dos años.
Si la primera parte comprendía los primeros 50 años de la vida de Pujol, desde su infancia hasta su proclamación como presidente, este segundo volumen aborda sus primeros 15 años en el Govern, con referencias al 23-F, al caso Banca Catalana, a los Juegos Olímpicos de 1992, a su obra de gobierno y a sus relaciones en CiU.
En la segunda parte de sus memorias, el ex presidente catalán dedica un capítulo al intento de golpe de Estado del 23-F y a los meses previos.
Visita de Enrique Múgica
En un momento de grave crisis política por la debilidad de la UCD, Pujol ha revelado que recibió a finales en verano de 1980, en su casa de Premià de Dalt (Barcelona), a Enrique Múgica, entonces destacado dirigente socialista, que posteriormente llegó a ser ministro y hoy es el Defensor del Pueblo.
Según Pujol, la visita tenía por objeto "preguntarme cómo veríamos que se forzase la dimisión del presidente del Gobierno y su sustitución por un militar de mentalidad democrática".
"Le manifesté mi desacuerdo total. Esta visita, con otros hechos, habla de una prisa muy grande de los socialistas por llegar al poder. En definitiva, muy poco responsable", concluye Pujol, que manifiesta, a modo de "reconocimiento", su "buena opinión" de Suárez.
"Podía defender a Suárez de sus enemigos, no de sus amigos"
Otros de los dirigentes del momento con los que se entrevistó en 1980, concretamente en diciembre, fue el ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, que acompañado del gobernador general, Josep Melià, comunicó a Pujol que el Gobierno aplicaría una política autonómica restrictiva porque: "hay peligro de que el proceso se nos desborde", según le dijo.
"Cuando parecía que nos hablaba de una decisión del Gobierno del cual formaba parte, añadió: 'Para llevar a cabo esta política que acabo de exponer sólo hay un obstáculo, que es el presidente Suárez. Pero esto se resolverá", relata Pujol.
El ex presidente catalán reflexiona en este punto que si bien rechazó de plano la oferta del socialista Múgica, "al ministro Martín Villa le podía decir bien poca cosa. Yo podía defender a Suárez de sus enemigos pero no de su amigos".
"Jordi, tranquil"
Pujol fue informado de la entrada de Antonio Tejero en el Congreso por su secretaria, Carme Alcoriza, y Lluís Prenafeta, que estaban escuchando la radio.
Recuerda que habló con el capitán general de Cataluña, Pascual Galmés, quien le confirmó: "algunos militares me dicen que para superar la situación podría salir la propuesta de formar un Gobierno de unidad presido por un militar de tendencia democrática". "Recordé mi conversación con Múgica", apunta.
Al final, Pujol se decidió a llamar al Rey y es en este punto en el que explica la conocida conversación que mantuvieron entonces, su versión del "Jordi, tranquil":
- JP: "Majestad, ¿qué ocurre?"
- Rey: "Estoy hablando con los militares. No ocurrirá nada. Tranquilidad".
Relaciones con Roca
En cuanto a sus relaciones en CiU y, en concreto, con Miquel Roca, el ex presidente catalán revela que a principios de los años noventa tenía claro que su relevo debía ser Roca y que él no podía prolongar su presidencia más allá del año 2000, pero "los calendarios no coincidieron" y finalmente no fue posible.
"Roca era el secretario general del partido (CDC), además del portavoz del grupo de CiU en Madrid. Era nuestro político más brillante y eficaz, y muchos le veían como mi sucesor. Yo también le consideraba mi continuador natural", asegura Pujol.
Según Pujol, a inicios de los años noventa "no había más número dos que Roca ni más futuro jefe de CDC y, por lo tanto, candidato a la presidencia de la Generalitat que él", pero "lo que pasó es que no coincidieron los calendarios".
En 1992, recuerda Pujol, "se veía venir" que en 1993 el PSOE perdería la mayoría absoluta en el Congreso y se abriría una etapa con "nuevas perspectivas" para CiU: "Por lo tanto, no me quería comprometer sobre si al cabo de cuatro años, en 1996, sería candidato o no".
"Tenía muy claro que no tenía que prolongar mi presidencia más allá del 2000, pero, si acaso, esta intención la debería anunciar más adelante, alrededor de 1992, no antes. Cuando se anticipa mucho un anuncio así, inmediatamente se pierde peso y fuerza política. Es lo que en los Estados Unidos llaman el efecto 'lame duck', 'el pato cojo'. Pero comprendo que, situados en 1992, la espera era larga", comenta.
Ya en 1995, Roca fracasó en su intento de alcanzar la alcaldía de Barcelona y en diciembre de ese año renunció a la secretaría general de CDC pero aun así para Pujol "seguía siendo el indiscutible número dos del partido a todos los efectos.
Era también, eventualmente, el candidato a la presidencia de la Generalitat. Pero él ya había empezado a reorientar el futuro, primero político, como la candidatura municipal, después profesional, como abogado".