Los conservadores británicos amenazan con frenar el Tratado de Lisboa aunque esté en vigor
- Las bases conservadoras le piden que convoque una consulta sobre el tratado
- Cameron ha prometido que lo hará siempre que el tratado no esté en vigor
- El alcalde de Londres le ha pedido que lo haga aunque se dé esta situación
- El tema de Europa ya provocó una profunda división en los 'tory' en los 90
- La gran esperanza de Cameron es que el presidente checo no firme el tratado
El 'Sí' irlandés al Tratado de Lisboa del pasado sábado ha aguado la gran fiesta del Partido Conservador británico, que celebra esta semana su congreso en Manchester y en el que diversas voces han exigido a su líder, David Cameron, que convoque un referéndum sobre el tratado si gana las elecciones del próximo año incluso si para esa fecha está ya en vigor.
El encargado de poner voz a la petición de las bases conservadoras ha sido el alcalde de Londres, Boris Johnson, que ha pedido a Cameron de manera expresa en una entrevista televisiva que "de voz" al pueblo británico.
Más aún, Johnson tiene incluso lema para ese referéndum, 'Stop Blair', en referencia al ex primer ministro laborista, que es el principal candidato a convertirse en presidente de la UE si el tratado es ratificado por los 27.
Reino Unido ya lo aprobó por vía parlamentaria -los laboristas tienen mayoría en la cámara- pero el primer ministro, Gordon Brown, se ha negado de manera insistente a convocar una consulta similar a la irlandesa.
En el otro lado, el representante de la corriente eurófila del partido,Ken Clarke, que se ha manifestado de manera insistente contra la consulta, ha recordado las palabras de Cameron, que al refererirse a ese escenario solo ha dicho que su gobierno "no dejarán que las cosas queden así".
En realidad, la polémica supone emborronar la gran semana de Cameron, que pretendía usar el congreso anual de su partido para presentarse como el futuro primer ministro británico, dada la ventaja que le otorgan las encuestas sobre los laboristas.
División interna
Además, las divisiones internas sobre la Unión Europea fueron en parte las que tumbaron al último primer ministro británico, John Major, cuyo fantasma aterra a un Cameron que se ve ya como el próximo inquilino de Downing Street.
De hecho, el líder 'tory' se encuentra en una difícil disyuntiva: si endurece su postura y abraza las tesis de Johnson corre el riesgo de envenenar desde el principio las relaciones de su gobierno con la UE.
Sin embargo, si evita el asunto, puede dar armas a las euroescépticos para cuestionar su liderazgo, tal y como ocurrió con Major. Este grupo cuenta con el beneplácito de la mayoría del electorado conservador que, según una encuesta de la web ConservativeHome apoya en un 80% la postura de Johnson.
"El Partido Conservador, si quiere tener alguna credibilidad en el Gobierno, tendrá que dar al pueblo un referéndum", asegura John Strattford, un delegado conservador que atiende al congreso que comienza este lunes.
La principal queja de los conservadores es que Lisboa supone un paso adelante para crear un superestado europeo, algo contra lo que se ha pronunciado Cameron al decir que "no dejaré las cosas así". La esperanza checa
De hecho, se ha comprometido a convocar una consulta sobre el tratado siempre y cuando no esté en vigor para cuando entre en el cargo, algo que probablemente no ocurrirá hasta mediados del año que viene.
Con el 'Sí' irlandés, tan solo queda la firma de los presidentes de Polonia y República Checa para que el tratado entre en vigor. Así las cosas, a Cameron le queda como esperanza para cumplir su promesa que el euroescéptico presidente checo Vaclav Klaus apure los plazos para firmar durante estos meses.
"Espero sinceramente que el presidente de la República Checa, Vaclav Klaus, hará esto por Reino Unido -y por Europa de hecho- y aguantará hasta que podamos convocar una consulta", ha dicho claramente Ian Bremmer, portavoz de Interior del partido.