Enlaces accesibilidad

El Nobel de la Paz busca candidato para recuperar su influencia internacional

  • Tras cinco años, el jurado se inclina por volver a prestar atención a conflictos actuales
  • Mediadores de paz en zonas de guerra y activistas pro derechos humanos, en la agenda
  • Las colombianas Piedad Córdona e Ingrid Betancourt, entre las favoritas
  • También podrían premiar a dos activistas chinos en el 20 aniversario de Tiananmen
  • Obama es una opción remota en una terna de propuestos donde está hasta Berlusconi

Por
Hoy se conoce el Premio Nobel de la Paz

Se busca a un mediador o un activista pro derechos humanos. Requisitos: que esté comprometido en un conflicto actual. Razón: Comité Noruego de los Premios Nobel. Objetivo: Destacar de nuevo el impacto internacional de los premios Nobel de la Paz y volver a sus orígenes, tal y como los concibió su creador, Alfred Nobel.

Así puede resumirse la situación en la que se encuentran los cinco miembros del comité, la 'cuota' noruega de los premios, que se han inclinado en los últimos tiempos por activistas contra el cambio climático -el mejor ejemplo, Al Gore en 2007-, mediadores internacionales de larga trayectoria -como el último ganador, el finés Martti Ahrisaari- y activistas contra la pobreza.

Ahora toca premiar a aquellos para los que originalmente se crearon estos premio tras cinco años de expansión de su campo de batalla.

Candidato colombiano

El foco de las quinielas se centra en dos tipos de escenarios: pacificadores de conflictos encallados y duraderos como Colombia, Oriente Medio y Afganistán o activistas pro derechos humanos en lugares como China o Rusia, en lo que podría suponer todo un encontronazo diplomático con estos países.

Si los miembros del jurado escogen la primera opción, la ganadora podría ser la senadora colombiana Piedad Córdoba, que ejerce la mediación con las FARC y que en su propio país ha recibido críticas por su relación con el presidente venezolano, Hugo Chávez. La activista franco-colombiana y ex rehén de las FARC, Ingrid Betancourt, podría ser una solución más salomónica.

Además, en esta lista estaría el profesor de filosofía jordano Ghazi bin Muhammad, que ha proclamado el diálogo interconfesional en una región azotada por la violencia sectaria, y la afgana Sima Samar, que lidera actualmente la Comisión Independiente de Derechos Humanos y que es la enviada especial de la ONU a Darfur.

Impacto internacional

"Quieren que el premio tenga un impacto en las cosas que están pasando y que tenga su efecto", ha declarado a ReutersKristian Berg Harpviken, director del Instituto Internacional de la Paz de Oslo,

"Dar el premio a alguien que está en medio de un conflicto de seguridad y con posibilidad de impulsar su influencia es una forma sabia de usar el poder del Nobel", ha añadido Janne Haaland Matlary, de la Universidad de la capital noruega.

Si este fuese el criterio, entonces el primer ministro de Zimbabue, Morgan Tsvanguirai, sería un candidato perfecto en su incómoda cohabitación con Robert Mugabe.

Apurando más las quinielas, incluso podría entrar en la terna según este criterio el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, por su defensa de un mundo libre de armas nucleares en el pasado Consejo de Seguridad de la ONU.

"Tenemos un candidato fuerte para el año próximo, Obama y el resto de líderes mundiales que respaldaron la resolución", señala Jan Egeland, director del Instituto Noruego de Asuntos Internacionales, que cree que la candidatura del presidente de EE.UU. "llega demasiado tarde".

La posibilidad china

En el otro lado, los rumores también apuntan a un gesto contundente de los Nobel al premiar a los disidentes chinos en el veinte aniversario de la matanza de Tiananmen y para aguar los festejos del 60 aniversario de la República Popular China.

Este premio, que sería meter todo un dedo en el ojo a la nueva superpotencia emergente del mundo, supondría un gesto simbólico que ya ha tenido precedentes: en 1989 el premio Nobel de la Paz fue a parar al Dalai Lama en pleno 50 aniversario de la invasión del Tibet.

En este caso los señalados son dos: Hu Jia, activista pro derechos humanos y crítico señalado del gobierno chino, que fue condenado a entre un año y tres años y medio por incitar a las subversión. El otro es Wei Jingsheng, que estuvo 17 años en una cárcel china por pedir reformas en el sistema comunista.

Eso sí, el campanazo sería que el premiado finalmente fuese Silvio Berlusconi, la propuesta más peculiar para el premio que, curiosamente, cumple ciertos requisitos: está comprometido -y es protagonista- de un conflicto actual y su premio tendría un obvio impacto político.