Greenpeace se encarama al tejado del Parlamento en Londres
- Los ecologistas pretenden pasar toda la noche sobre el tejado
- Quieren alertar sobre la poca atención que los políticos hacen al cambio climático
- Lograron saltar la valla de seguridad con cuerdas y escaleras
Medio centenar de activistas de Greenpeace se han encaramado al tejado del palacio de Westminster (sede del Parlamento británico), donde desplegaron pancartas para pedir "un cambio de política para salvar el clima".
Fuentes policiales dijeron a la agencia local de noticias PA que los activistas entraron en el recinto del Parlamento utilizando cuerdas y escaleras con las que saltaron la valla de seguridad.
La intención del grupo, según manifestó uno de los miembros de Greenpeace, es permanecer toda la noche sobre el tejado y exigir a los parlamentarios, que este lunes vuelven a reunirse tras el receso de verano, que firmen un manifiesto sobre cambio climático.
En una declaración, la organización ecologista explicó que la protesta tiene como objetivo "elevar la temperatura" del debate sobre lo que ha de hacerse para detener el cambio climático.
"El Parlamento abre mañana y las elecciones se avecinan (el Reino Unido acude a las urnas en junio de 2010), por lo que ésta es una oportunidad de oro para que los partidos piensen de verdad sobre el futuro y sobre lo que afrontarán las próximas generaciones", dijo el director ejecutivo de Greenpeace, John Sauven.
La ONG expresó en su declaración la alarma que le ha causado la poca atención que el Partido Laborista y el Partido Conservador han prestado a la cuestión del cambio climático durante sus Congresos anuales celebrados en las últimas dos semanas.
Pese a que la seguridad en el Parlamento británico se incrementó sustancialmente en 2004, los miembros de Greenpeace lograron subirse a lo alto de Westminster sin grandes obstáculos.
En los últimos años, Greenpeace también consiguió que un grupo de activistas escalara el Big Ben, mientras que manifestantes en favor de la caza lograron entrar en la Cámara de los Comunes y arrojaron polvo de color morado al entonces primer ministro, Tony Blair.