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Turquía y Armenia tienen ante sí un gran desafío tras firmar un histórico acuerdo

  • Han firmado dos acuerdos históricos para resolver cerca de un siglo de hostilidad
  • El encuentro ha sido auspiciado por la Unión Europea, Rusia y Estados Unidos
  • Una vez ratificados por sus parlamentos, les permitirán establecer relaciones diplomáticas

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Turquía y Armenia tienen ante sí un gran desafío tras firmar un histórico acuerdo

Turquía y Armenia han superado una barrera que parecía infranqueable al firmar, después de una crisis de última hora, dos acuerdos históricos para resolver cerca de un siglo de hostilidad, aunque lograr que entren en vigor es un desafío que será tanto o más difícil que el paso dado este sábado.

Sólo una vez ratificados por sus respectivos parlamentos, los documentos firmados les permitirán establecer relaciones diplomáticas, abrir su frontera común y complementar sus sistemas de comunicación, transporte y energía.

Sin embargo, la dificultad de este proceso quedó reflejada esta sábado cuando, debido a un inesperado desacuerdo por parte de la delegación armenia en relación a un pasaje del discurso que debía ser pronunciado por el ministro turco de Asuntos Exteriores, Ahmet Davotoglu, la ceremonia de suscripción se retraso tres horas y media.

Fue la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, quien salvó el acto tras reunirse con el ministro armenio de Exteriores, Edvard Nalbandian, para lo que tuvo que dar media vuelta y regresar al hotel donde se hospedaba, de donde su comitiva ya había partido rumbo al lugar de la ceremonia.

La solución finalmente consistió en que ninguno de los dos ministros pronunció el discurso que había preparado y el acto, pese a su elevado simbolismo, se finiquitó en apenas ocho minutos.

Un miembro de la delegación turca lamentó que el ministro Davotoglu no hubiese dicho lo que tenía previsto, pues, aseguró, "se trataba de un texto prometedor, que hacía referencia a la paz y lo que esta firma representa en ese sentido.

"Sin embargo, el diplomático declinó especificar de qué trataba el pasaje que molestaba a los armenios. Aseguró que Turquía "está comprometida con que este proceso siga adelante" y que, teniendo en cuenta ese objetivo, todas las partes "han asumido riesgos políticos".

Los gobiernos turco y armenio deberán ahora presentar los acuerdos suscritos este sábado en Zúrich, que fueron cerrados en una negociaciones en las que Suiza actuó como mediador, a sus parlamentos, donde todo augura que su ratificación será extremadamente difícil. Histórica disputa entre Armenia y Turquía

Para Turquía, la razón es que se mantiene sin visos de solución el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán por el enclave del Alto Karabaj, ubicado en este último país, pero poblado y "de facto" gobernado por el primero, y que les llevó a una guerra entre 1991 y 1994.

Azerbaiyán es un aliado natural para Turquía, con la que comparte idioma y religión, y fue a causa de esa disputa territorial que decidió cerrar en 1993 su frontera de 325 kilómetros con Armenia. Ankara había puesto como condición para resolver su propio problema con Armenia que ésta resuelva el que tiene pendiente con Azerbaiyán.

A ese respecto, la fuente diplomática turca reconoció que, en efecto, "ese es un tema muy importante para la opinión pública de Turquía" y podría ser una dificultad adicional para que el parlamento avale los acuerdos de este sábado.

De parte de Armenia, los grupos nacionalistas se han levantado contra este acercamiento clave con Turquía, que consideran como una traición y que intentarán frenar en tanto no obtengan un reconocimiento formal de lo que consideran fue un genocidio contra su pueblo entre 1915 y 1917, en el contexto de la Primera Guerra Mundial. Turquía se ha negado durante décadas a ello.

Por su parte, Occidente y Rusia han promovido fuertemente este primer entendimiento y lo demostraron enviando a una representación política de primer nivel: además de Clinton, asistieron el alto representante de Política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana; y los ministros de Exteriores de Francia, Bernard Kouchner; de Rusia, Sergei Lavrov; y de Suiza, Micheline Calmy-Rey.

Un arreglo verdadero de la histórica disputa entre Armenia y Turquía aportaría estabilidad a la región del sur del Cáucaso y facilitaría el paso hacia Europa, a través de esos territorios, de importantes recursos energéticos.