La Audiencia de Madrid condena al acusado por el asesinato de Palomino a 26 años de prisión
- El ex militar Josué Estébanez estaba acusado por el asesinato de Palomino
- Tuvo lugar en la estación de metro de Legazpi en noviembre de 2007
- La Fiscalía pidió 29 años de cárcel mientras que la familia solicitó 37 años
- Se ha aplicado el agravante por motivo ideológico
- La madre de Palomino está "moderadamente satisfecha"
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 26 años de prisión al ex militar Josué Estébanez por el asesinato de Carlos Palomino.
Estébanez estaba acusado de ser el autor del asesinato de Palomino, que tuvo lugar en la estación de metro de Legazpi, en Madrid, el 11 de noviembre de 2007, cuando el joven agredido se dirigía a reventar una manifestación convocada por las Juventudes de Democracia Nacional.
La Fiscalía de Madrid solicitó 29 de prisión para Estébanez, mientras que la familia de Palomino pidió 37 años de cárcel para el acusado.
Al condenado se le imputan 19 años de prisión por un delito de asesinato con el agravante de motivo ideológico, a los que se añaden otros 7 más por la tentativa de homicidio.
La madre del joven asesinado ha declarado a Radio Nacional de España que está "moderadamente satisfecha" porque se haya aplicado ese agravante.
El presidente de Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, ha expresado su satisfacción por la resolución dictada y ha calificado de "sentecia pedagógica de gran altura al reconocer el odio ideológico como agravante".
Según la fiscal, Josué Estébanez, "controló la situación" puesto que preparó y ocultó tras su espalda el arma homicida antes de que el grupo de Palomino entrara en el vagón de metro donde se cometieron los hechos.
La defensa había solicitado seis meses de prisión por legítima defensa
En la vista oral, la defensa solicitó seis meses de prisión por homicidio y tres meses por lesiones graves, considerando en el primer delito las eximentes de legítima defensa, estado de necesidad y miedo insuperable.
En su declaración, Josué reconoció que apuñaló a Palomino en legítima defensa, al verse acorralado por el grupo que acompañaba al fallecido. Sin embargo, los testigos certificaron que el asesino llevaba preparada su arma antes de que ellos entraran en el vagón estacionado en la parada de metro de Legazpi.
"Me siento arrepentido. Yo no quería quitarle la vida a nadie. Me entró mucho miedo y no supe reaccionar", confesó el acusado el último día de la vista oral, quien lamentó que "tenía una vida ya hecha".