Sexo ecológico
Ahora, la revolución verde llega también al sexo. Un sector que mueve al año en todo el mundo, 10.000 millones de euros. Lubricantes orgánicos, esposas hechas con materiales reciclados, preservativos vegetales y juguetes eróticos de madera. .. son la última moda en EE.UU.
Nos preocupa lo que contamina nuestro coche, de qué fibras está hecha nuestra ropa y si lo que comemos ha sido cultivado ecológicamente. Ahora, el interés por el medio ambiente ha llegado a otra área importante en la vida diaria de millones de personas: anticonceptivos y juguetes eróticos.
En EE.UU., la revolución verde está llegando al sector del sexo y la venta de artículos ecológicos y beneficiosos para la salud crece a medida que aumenta la conciencia ecológica de los consumidores.
“Muchos usuarios desconocen que sustancias químicas se encuentran en los lubricantes“
Sólo en aceites lubricantes, los establecimientos estadounidenses facturaron más de 82 millones de dólares (55 millones de euros) el pasado año, pero muchos de sus usuarios desconocen que estos productos contienen sustancias químicas como las que se encuentran en los anticongelantes y en los limpiadores para hornos.
La fabricación de juguetes eróticos tampoco tiene nada de sexy: en algunos de ellos se emplean ftalatos para ablandar el plástico y ciertos ftalatos se han relacionado con problemas de desarrollo y están prohibidos en Europa y California.
Igual que un consumidor responsable se informaría del material empleado en la fabricación de un biberón, los usuarios de artículos eróticos están empezando a ser más conscientes de lo que compran.
Entre los productos más vendidos por Earth Erotics, que distribuye en Internet y a través de fiestas particulares, destacan los lubricantes orgánicos y los juguetes eróticos de cristal, que pueden llegar a costar hasta 100 dólares (67 euros) en el caso de algunos modelos.
Anticonceptivos naturales
Entre los defensores del "sexo ecológico" se están popularizando también los métodos anticonceptivos naturales y no por razones morales o religiosas.
Muchos de sus defensores argumentan que el tradicional método Ogino o del calendario -abstinencia en determinados días del ciclo menstrual- es la única forma de evitar la ingesta de productos químicos y las toneladas de preservativos que acaban a la deriva en ríos y playas.