El satélite 'SMOS' parte hacia el espacio para elaborar mapas del agua terrestre
- Controlará la humedad del suelo y la salinidad de los mares
- Permitirá mejorar los modelos del clima y de la meteorología
- Ha despegado del cosmódromo de Plesetsk, en el norte de Rusia
El satélite 'SMOS' (Soil Moisture and Ocean Salinity) ha despegado con éxito poco después de las 03.00 de la madrugada de este lunes desde el cosmódromo de Plesetsk, en el norte de Rusia, informa la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés).
Empleando una innovadora tecnología en el espacio, 'SMOS' proporcionará datos para confeccionar mapas globales de la humedad del suelo al menos una vez cada tres días y mapas globales de la salinidad de la superficie de los mares, realizando un promedio cada 30 días.
Gracias a esta monitorización regular y consistente, la misión permitirá comprender mejor el papel que juegan estas dos variables clave en la regulación del ciclo del agua.
La información proporcionada por 'SMOS' también permitirá mejorar los modelos del clima y de la meteorología, y tendrá aplicaciones prácticas en áreas como la agricultura o la gestión de recursos.
Los datos sobre la salinidad de la superficie de los océanos permitirá mejorar los modelos sobre los patrones de la circulación oceánica y permitirá comprender mejor el papel que juegan en el sistema del clima.
En el mismo cohete que alojaba el SMOS, también fue lanzado otro satélite, el demostrador tecnológico 'Proba-2', segundo satélite del Proyecto de la ESA para la Autonomía de Abordo.
Mucha tecnología en un metro cúbico
Aunque tenga un volumen inferior a un metro cúbico, incorpora un total de 17 desarrollos tecnológicos y cuatro experimentos científicos que se centran en el estudio del clima solar y espacial.
Tanto 'Proba-2' como 'SMOS' han estado en el Cosmódromo de Plesetsk al norte de Rusia desde septiembre, turnándose en la sala limpia durante la primera etapa de la campaña de lanzamiento.
Durante la última semana los equipos han estado trabajando en paralelo para unir los satélites a la etapa superior del lanzador y, finalmente, encapsularlos bajo la carena protectora. Este momento ha sido bastante emotivo para los equipos, que han pasado varios años trabajando en estas misiones.