Todos éramos un poco López Vázquez
- Elio Castro, colaborador de "De película" (RNE), glosa la figura del actor
- Saura le convenció de que podía alternar el drama con la comedia
- Podía terminar un rodaje el viernes y empezar otro el lunes
- George Cukor le ofreció ir a Hollywood, pero él no quiso
- Toda la información en el especial: Muere José Luis López Vázquez
En 1967 Carlos Saura ofreció a José Luis López Vázquez el papel protagonista en Peppermint Frappé. "Era mi primer papel dramático -explicaba entonces el actor- y yo le dije: ¿Estás seguro de que voy a ser capaz?".
Sí. Saura estaba seguro de que aquel actor bajito y con bigote, tradicionalmente asociado a la comedia española y al humor, podía también funcionar en cualquier drama por muchos matices psicológicos y políticos que tuviera. Y resultó. Vaya si resultó.
A partir de entonces, López Vázquez se convirtió en uno de los pocos actores que alternaba con total naturalidad el drama con la comedia, el cine de consumo con las comedias de autor.
En un mismo año, 1970, rodó por ejemplo El jardín de las delicias, nuevamente a las órdenes de Carlos Saura y El Astronauta, de Pedro Lazaga.
Hasta nueve películas en un año
Su filmografía reúne más de 200 películas de todas las corrientes del cine español. A veces, terminaba un rodaje un viernes y empezaba otro el lunes. Hubo algún año que filmó hasta nueve largometrajes.
Comenzó actuando en compañías de teatro aficionado, trabajando como figurinista o diseñador de vestuario y su primera oportunidad en el cine se la dieron, casi de casualidad, Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem en 1951 en Esa pareja feliz.
Pero después, con títulos como Plácido, El verdugo, o La escopeta nacional, se convertiría en uno de los imprescindibles en los repartos del director valenciano.
En la memoria de los espectadores José Luis López Vázquez siempre quedará como aquel padrino de La gran familia o el hombre introvertido de La prima Angélica.
La mujer que era un hombre
En 1971 abordó quizá su papel más complicado: el de una solterona que descubre que es en realidad un hombre en Mi querida señorita.
“Cuentan que no se atrevía a hacer el papel de Mi querida señorita“
Cuentan que diez días antes de rodar, López Vázquez llamó al director Jaime de Armiñán para decirle que no iba a hacer esa película, que no se atrevía.
Armiñán le pidió que se vistiera como el personaje y que saliera con él a tomar un café. El camarero no reconoció a aquella señora y López Vázquez protagonizó uno de los mejores y más recordados papeles de toda su carrera.
En 1972, gracias a La cabina de Antonio Mercero, que rodó para Televisión Española, transmitió a los telespectadores, sin apenas palabras, una sensación de angustia, opresión y ansiedad sin precedentes y López Vázquez se dio a conocer internacionalmente.
Hollywood no es para mí
Nada menos que George Cukor le ofreció un pequeño papel en Viajes con mi tía. "Tiene que venir a visitarme a Hollywood para que hablemos de otras colaboraciones", le dijo el director. Pero eran otros tiempos y José Luis López se quedó en España donde nunca le faltó trabajo.
“A lo largo de su filmografía no hay años en blanco“
Superó todas las épocas y todas las crisis del cine español gozando siempre del afecto y del cariño del público. Nunca en su filmografía hay años en blanco y no conoció la palabra paro.
Su gran éxito radicó en que el espectador medio, ese que pagaba una entrada y se metía en el cine, se identificaba con él. Viéndole se veía a si mismo.
Y por eso ahora, cuando hemos conocido que ha muerto, todos hemos muerto un poco con él. Porque todos somos y hemos sido alguna vez José Luis López Vázquez.