El presidente de Paraguay cambia por cuarta vez a la cúpula militar entre rumores de un golpe
- Fernando Lugo releva a los jefes de los tres ejércitos tras negar toda intentona
- No obstante, dice que ciertos militares pueden ser "utilizados" políticamente
- El ex obispo puso fin hace 15 meses a 61 años de gobierno conservador
- El gobierno venezolano ha acusado a la derecha y EE.UU. de preparar un golpe
- El golpe en Honduras y la carrera armamentística en la región avivan los temores
El presidente de Paraguay, el progresista Fernando Lugo, ha relevado a los jefes de los tres ejércitos por segunda vez en lo que va de año y cuarta desde que inició su mandato en agosto del 2008. Unas horas antes descartó que entre las Fuerzas Armadas se pudiera estar fraguando un golpe de Estado, aunque admitó que algunos militares podían estar siendo "utilizados" por la oposición.
Lugo, cuya llegada al poder al frente de una alianza de amplia base ideológica supuso el fin de 61 años de gobierno conservador, comunicó los cambios tras su reunión de los miércoles con los altos mandos militares, han informado fuentes castrenses.
El general Juan Óscar Velázquez ha sido apartado de la Comandancia del Ejército y en su lugar asumirá el general Bartolomé Ramón Pineda; el general Hugo Gilberto Aranda será jefe de la Fuerza Aérea en lugar del general Darío Dávalos; mientras que el contraalmirante Emérito Orué, comandante de la Armada, sustituirá al contraalmirante Claudelino Recalde.
El portavoz militar, el coronel José Manuel Cáceres, ha informado en un comunicado que la asunción de los nuevos oficiales se realizará este jueves en presencia del máximo mando del país, el comandante de las Fuerzas Militares Cíbar Benítez Cáceres.
Movimientos militares
El pasado fin de semana, corrieron como la pólvora rumores de un acuartelamiento de militares y policías al tiempo que se propagaban amenazas de bomba en la capital Asunción, informa la agencia Efe.
Lugo vinculó el martes esos rumores al traslado de ocho tanques brasileños que fueron reparados en el país vecino y afirmó que las Fuerzas Armadas paraguayas "no se prestarán a ningún tipo de intentona".
"Yo les puedo asegurar, como comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, que institucionalmente no existe ningún peligro de golpe de Estado, por los menos promovido por el estamento militar", dijo. Sin embargo, el gobernante reconoció que puede haber "pequeños bolsones (grupos)" de militares que podrían "ser utilizados por la clase política".
El país sigue además con atención el procesamiento del jefe de la represión durante la la época más sangrienta de la dictadura de Alfredo Stroessner, el ex ministro del Interior Sabino Augusto Montanaro, que regresó por sorpresa al país en mayo, muy debilitado a sus 86 años.
Lugo dijo entonces que se trataba de una "oportunidad para miles de paraguayos que tienen materias pendientes que reclamar a la Justicia sobre los excesos, torturas, muertes y desapariciones" de la dictadura militar (1954-89).
El papel de EE.UU.
La inquietud creció en el pequeño país latinoamericano después de que el presidente venezolano Hugo Chávez dijera en octubre que los militares estaban preparando un golpe contra Lugo y más aún cuando un colaborador suyo acusó a Estados Unidos de estar al corriente.
Este mismo miércoles, la embajadora de ese país en Asunción ha calificado de "absurdo" ese rumor. "Desconozco esa agenda, la desmiento totalmente", ha dicho.
Liliana Ayalde ha hecho esta declaración tras el acto de entrega de material estadounidense a las Fuerzas Armadas paraguayas, al que ha asistido el propio Lugo.
Preguntada por el grado de colaboración militar, la embajadora ha dicho que los paraguayos reciben entrenamiento y equipos, pero que Estados Unidos se limita a "la cooperación técnica". "El como y el cuando depende del gobierno paraguayo", ha zanjado.
Paraguay ha visto en los últimos meses como los países de su entorno se han lanzado a una carrera armamentística y ha llegado incluso a expresar su preocupación ante la Organización de Estados Americanos.
Los fantasmas del pasado
La actuación de Estados Unidos ha sido puesta en cuestión en el golpe de Estado de Honduras del 28 de junio, el primero en el subcontinente desde el que desalojó brevemente del poder a Hugo Chávez en el 2002.
Según informó The New York Times, el embajador ultraconservador de Washington en Tegucigalpa se había entrevistado los días anteriores con los militares que lideraron la asonada. Los sectores más críticos con la política exteriro estadounidense también han buscado relaciones en este sentido, ya que el Pentágono tiene una importante base en Honduras y por sus escuelas castrenses han pasado los altos mandos de ese país, como los de muchos otros.
El presidente Barack Obama condenó aquel golpe y una delegación estadounidense ha sido clave en la salida negociada a la crisis.