La reforma sanitaria de Obama afronta una votación crucial
- La Cámara de Representantes votará en pleno la reforma sanitaria
- El proyecto cubrirá a millones que carecen de cobertura sanitaria
- El compromiso sobre el aborto despeja el camino
- Obama acude al Capitolio para dar un último impulso
- "Es hora de termnar el trabajo y responder a la llamada de la Historia"
El proyecto más emblemático de Obama afronta este sábado una votación crucial. La reforma sanitaria se somete a examen en el pleno de la Cámara de Representantes y se espera una votación final esta misma tarde.
Si el partido Demócrata consigue el mínimo de 218 apoyos -cuentan con 258 escaños en la Cámara Baja- será la mayor victoria de Obama desde las elecciones de 2008. Es la piedra de toque de su presidencia y su apuesta política más ambiciosa, donde han fracasado todos sus predecesores. El respaldo de médicos y del todopoderoso lobby de jubilados esta misma semana ha dado un impulso sustancial al proyecto.
Consciente de todo lo que se juega, Obama ha acudido al Capitolio para tratar de aglutinar a su partido detrás del proyecto. "Es hora de terminar el trabajo" ha dicho al término del encuentro. "Pido a los miembros del Congreso que estén a la altura, respondan a la llamada de la Historia y voten sí a la reforma". Obama ha subrayado la trascendencia del momento recordando que "una oportunidad como ésta quizás sólo se presente una vez cada generación".
Ayer viernes, el compromiso entre los demócratas para que los subsidios públicos no se utilicen para financiar el aborto, despejó el camino. No obstante, una treintena de diputados demócratas se oponen todavía al proyecto. La práctica totalidad de los republicanos votará en contra.
Una Sanidad para casi todos
El proyecto que se debate este sábado en la Cámara de Representantes extiende la cobertura sanitaria al 97% de los ciudadanos menores de 65 años, todos aquellos que no gozan del Medicare. Aumenta las ayudas públicas, introduce un plan estatal que compite con los privados y establece un mercado de seguros para hacerlos asequibles a la mayoría.
La reforma garantiza la atención médica para decenas de millones de americanos que no la tienen. Exige a las empresas que ofrezcan un seguro a sus trabajadores, lo convierte en obligatorio para todos los ciudadanos, como el seguro del coche, e impide a las compañías aseguradoras que rechacen a un persona por su historial médico.
La reforma que proyecta la Cámara Baja cuesta más de un billón, con B, de dólares a lo largo de los próximos diez años. La mitad se financiará con un nuevo impuesto sobre la renta de los más ricos, aquellos que ganan más de 280.000 dólares anuales -350.000 para una familia-. El resto viene de mejorar la administración de la cobertura sanitaria.
Un largo trámite por delante
Incluso si la Cámara de Representantes da luz verde al proyecto, la reforma sanitaria de Obama tiene que superar otros dos grandes obstáculos. El fundamental se encuentra en el Senado, que estudia su propio proyecto.
El partido Demócrata tiene que conseguir el respaldo de 60 senadores para evitar el filibusterismo, una táctica parlamentaria que consiste en que la oposición hable sin parar para aplazar indefinidamente la aprobación de una ley. Los demócratas tienen teóricamente esos votos, pero las discrepancias internas sobre la llamada opción pública y la endeble salud de algunos senadores pueden dar al traste con esa mayoría.
Si el Senado aprobara en pleno su reforma, ambas Cámaras tendría que armonizar las dos versiones y someter a una nueva votación el resultado final. Entonces, y sólo entonces, podría Obama estampar su firma sobre una ley histórica.