La Cámara de Representantes aprueba la reforma sanitaria de Obama
- La reforma sanitaria supera una votación histórica
- La Cámara Baja aprueba el proyecto por 220 votos, dos más de los necesarios
- Extiende la cobertura sanitaria a 36 millones de personas que carecen de ella
- El compromiso previo sobre el aborto ha despejado el camino
- La reforma tiene que superar todavía otros dos grandes obstáculos, el principal, en el Senado
- Tal como pedía Obama, el Congreso "responde a la llamada de la Historia"
Nunca en los últimos cien años se había llegado tan lejos. El proyecto más emblemático de Obama ha superado este sábado una votación crucial. La reforma sanitaria ha sido aprobada por la Cámara de Representantes por 220 votos a favor y 215 en contra.
El partido Demócrata ha superado por la mínima los 218 votos necesarios para sacar adelante el proyecto, a pesar de que cuentan con 258 escaños en la Cámara Baja. Ese mínimo ha llegado cuando aún restaban seis minutos de votación y el hemiciclo ha prorrumpido en aplausos. Ovación que se ha repetido, con creces, cuando la speaker, Nancy Pelosi, ha anunciado que "la ley ha pasado".
El recuento de votos ha sido de infarto: 39 diputados demócratas han rechazado el proyecto, a los que se han sumado la práctica totalidad de los republicanos. Sólo un diputado de la oposición, Joseph Cao, ha dado su respaldo a la ley.
La Cámara "responde a la llamada de la Historia"
Es la mayor victoria de Obama desde las elecciones de 2008. Es la piedra de toque de su presidencia y su apuesta política más ambiciosa, donde han fracasado los 18 presidentes anteriores, desde el primero que lo intentó, Theodore Roosevelt. Sólo la Seguridad Social de Franklin D. Roosevelt o el Medicare de Lyndon B. Johnson son hitos comparables.
Consciente de lo que estaba en juego, Obama acudía por la mañana al Capitolio para aglutinar a su partido detrás del proyecto. "Es hora de terminar el trabajo" decía al término del encuentro. "Pido a los miembros del Congreso que estén a la altura, respondan a la llamada de la Historia y voten sí a la reforma".
Así ha sido. Obama subrayaba la trascendencia del momento recordando que "una oportunidad como ésta quizás sólo se presente una vez cada generación".
Una Sanidad para casi todos
El proyecto que se ha aprobado este sábado en la Cámara de Representantes extiende la cobertura sanitaria a 36 millones de estadounidenses que carecen de ella. Quedan fuera unos diez millones -20 millones según otros cálculos- de inmigrantes ilegales .
En la práctica, una sanidad casi universal, desconocida en este país. Se pone en marcha un plan estatal que compite con los seguros privados -la llamada opción pública- y se abre un mercado de pólizas para hacerlas más asequibles Con este fin, las personas con menos recursos -ingresos inferiores a 88.000 dólares anuales para una familia de cuatro miembros- recibirán subsidios federales.
La reforma garantiza la atención médica para decenas de millones de americanos que no la tienen. Exige a las empresas que ofrezcan un seguro médico a sus trabajadores, lo convierte en obligatorio para todos los ciudadanos, como el seguro del coche, e impide a las compañías aseguradoras que rechacen a un persona por su historial médico.
La reforma cuesta más de un billón, con B, de dólares en los próximos diez años. Para que no engorde el déficit, una condición de Obama, la mitad se financia con un nuevo impuesto sobre la rentas más altas: aquellos que ganan más de 280.000 dólares anuales. La otra mitad se obtiene mejorando la administración y reduciendo el despilfarro de los programas públicos, el Medicare y el Medicaid.
La reforma enfila la recta final
La reforma sanitaria de Obama tiene que superar todavía otros dos grandes obstáculos. El fundamental se encuentra en el Senado, que estudia su propio proyecto. No obstante, el impulso dado por la Cámara de Representantes mejora sustancialmente las posibilidades de éxito final.
La reforma sanitaria de la Cámara Baja ha recibido el respaldo de consumidores, médicos, enfermeras y el todopoderoso lobby de jubilados. Además, el compromiso entre los demócratas para que los subsidios públicos no se utilicen para financiar el aborto, ha despejado el camino y las reticencias de católicos y protestantes.
Con la enmienda Stupak, la opción pública no podrá cubrir el aborto, salvo en los casos de incesto, violación o peligro para la madre. Las personas que reciban subsidios tampoco podrán comprar seguros que permitan la interrupción del embarazo.
En la Cámara Alta, el partido Demócrata tiene que conseguir el respaldo de 60 senadores como mínimo para evitar el filibusterismo, una táctica parlamentaria que consiste en que la oposición hable sin parar para aplazar indefinidamente la aprobación de una ley. Los demócratas tienen teóricamente esos votos, pero las discrepancias internas sobre la llamada opción pública y la endeble salud de algunos senadores pueden dar al traste con esa mayoría.
Si el Senado aprobara en pleno su reforma, ambas Cámaras tendría que armonizar las dos versiones y someter a una nueva votación el resultado final. Entonces, y sólo entonces, podría Obama estampar su firma sobre una ley histórica.