Lula pone una vela a Israel y otra a Ahmadineyad
- El presidente brasileño se reúne en dos semanas con Peres y Ahmadineyad
- El presidente israelí pide a Lula "voz clara" ante las amenazas iraníes
- Éste le responde que "hay que hablar con todos para construir la paz"
- Brasil apoya el programa nuclear iraní y su reacción tras las elecciones
- Esta postura busca reafirmar su papel como potencia internacional
Con apenas doce días de diferencia por el despacho de Luiz Inácio Lula da Silva recibirá al presidente israelí, Simón Peres, y al presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, en un arriesgado doble juego que reafirma una vez más su interés por convertir a su país en un actor internacional de primer orden.
Y es que, tras recibir en el palacio Itaramay de Brasilia a Peres este jueves, Lula hará lo propio con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás el día 20 y, sobre todo, con el líder iraní Ahmadineyad, que acudirá el día 23.
"Hay que hablar con todos para construir la paz", le ha comentado Lula a Peres para justificar su reunión.
"No se construye la paz si no se conversa con todas las fuerzas políticas y religiosas (de Oriente Medio), porque si no, el proceso de negociación se transforma en un club de amigos y la paz no sería posible nunca", ha recalcado Lula en la rueda de prensa posterior a su encuentro con Peres en Brasilia.
Advertencia israelí
Peres, que llegó a Brasil el martes, cuando ofreció un discurso ante el Congreso, ya ha criticado a Irán por considerar que "prepara bombas nucleares para destruir a Israel".
En ese foro, el presidente israelí ha pedido claramente a Brasil "voz clara" contra las amenazas formuladas por el gobierno de Irán.
"Yo sé que Brasil niega amenazas, la destrucción, niega el terror, y la voz clara de Brasil tiene un eco fuerte en el mundo entero", Peres al hablar ante el Congreso brasileño reunido en sesión conjunta extraordinaria de sus dos cámaras.
Según el gobierno israelí, las visitas de Peres a Brasil y posteriormente a Argentina tienen, entre otros objetivos, discutir la "infiltración iraní" en América Latina, en una aparente alusión a las estrechas relaciones que Ahmadineyad ha establecido con Venezuela y Bolivia, entre otros países de la región.
En declaraciones a medios brasileños en Jerusalén, Peres admitió que pretende conversar con Lula sobre "la amenaza" que, a su juicio, representan los programas nucleares iraníes, pero dijo que lo hará solamente en privado.
La opinión expresada por Lula sobre este asunto no puede estar más distante: considera que Irán tiene derecho a enriquecer uranio y que no prepara una bomba, por lo que se muestra contrario a cualquier tipo de sanción.
Jugar con fuego
Más aún, en un pronunciamiento polémico, el presidente brasileño ha calificado de "perdedores" a los manifestantes de la oposición iraní tras los resultados electorales.
Las explicaciones para esta postura tan distante de la mayoría de las grandes potencias occidentales son varias: la apuesta de Lula por una diplomacia Sur-Sur, que le ha llevado a abrir numerosas embajadas en África y el Caribe, su interés por reforzar el papel internacional de su país convirtiéndose en una improbable mediador en oriente Medio o, simplemente, enseñar los dientes a Estados Unidos como potencia regional.
Sea como fuere, Eric Farnsworth, vicepresiente del Consejo de las Américas, una prominente organización estadounidense que promueve el libre comercio en la región ha advertido a Lula que "está jugando con fuego" con Irán.
Sin embargo, para Richard Amsterdam, especialista en los mercados emergentes latinoamericanos, la verdadera explicación para la alfombra roja a Ahmadineyad está en el siguiente país que visita, Venezuela.
"Lula cree que debe crear estas alianzas como medida de seguridad para tener controlado a Chávez", ha asegurado en el blog liberal estadounidense The Huffington Post.