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El Gobierno aclara que la activista saharaui carecía de pasaporte para viajar

  • Exteriores asegura que la activista entró en España con su tarjeta de residencia
  • Recuerdan que ese documento no vale para viajar fuera de España
  • Haidar ha denunciado a las autoridades marroquíes y españolas
  • Ha anunciado que a las 0.00 horas del lunes se pone en huelga de hambre
  • Los partidos marroquíes denuncian lo que consideran una "provocación"

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3 min.

El Ministerio de Asuntos Exteriores asegura que la activista saharaui Aminatu Haidar entró en España con su tarjeta de residencia, pero no ha podido salir del aeropuerto de Lanzarote porque necesita un pasaporte del que carece.

El departamento que dirige Miguel Ángel Moratinos ha salido así al paso de la denuncia que la defensora saharaui de derechos humanos ha presentado contra las autoridades marroquíes y españolas, la Guardia Civil, la compañía aérea Canarias Aeronáutica y el comandante del vuelo que la llevó a Lanzarote.

Ante las acusaciones de "secuestro en España y malos tratos", el Ministerio explica en un comunicado que "la señora Aminatu Haidar entró en España con su tarjeta de residencia que es un documento que, no vale, sin embargo, para viajar fuera" de este país.

Exteriores recuerda que para salir de España se necesita un pasaporte o un documento de viaje del que, por el momento, carece al haber declarado que "su pasaporte marroquí le fue retirado".

Subraya que las compañías de transportes están obligadas por ley a identificar a los viajeros y a comprobar que poseen un título de viaje legal.

Haidar anuncia que se pone en huelga de hambre

Por su parte, Haidar ha reclamado en Lanzarote una intervención urgente del secretario general de Naciones Unidas para "garantizar su protección personal" y ha anunciado que a medianoche iniciará una huelga de hambre hasta conseguir regresar a El Aaiún.

Haidar continuaba a última hora del domingo en la terminal de salidas del aeropuerto de Lanzarote, donde, en la comisaría del aeropuerto, ha interpuesto una denuncia por su "expulsión ilegal" de Marruecos y "secuestro" y "malos tratos" en España, en los que implica a la Guardia Civil, a la compañía aérea Canarias Aeronáutica y al comandante del vuelo que la llevó a Lanzarote, según ha informado la Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Sevilla en un comunicado.

En la denuncia, lla activista se limita, sin embargo, a relatar una serie de hechos, sin valorarlos, desde su expulsión a su desalojo anoche del aeropuerto de Lanzarote, que se cierra al público a medianoche. Así, por ejemplo, Haidar ha afirmado en su comparecencia ante la policía española que al no poder regresar ayer en otro vuelo a El Aaiún, decidió "no moverse del aeropuerto, ya que considera que está secuestrada en España".

Y en cuanto a su desalojo por la Guardia Civil, acaecido a las 2:30 horas de la madrugada del domingo, la activista refiere que seis agentes procedieron a levantarla "por la fuerza, haciéndole daño en la espalda y en los brazos" y "ante los gritos de protesta de sus acompañantes, dichos agentes la soltaron y cayó al suelo".

Reconoce, además, que tras informarles que padecía "una operación en la columna vertebral, "finalmente los agentes procedieron más pacíficamente a su desalojo".

En la denuncia contra Marruecos y España por su expulsión y entrada en Lanzarote, Aminatu Haidar advierte que tiene previsto continuar en el aeropuerto lanzaroteño e iniciar la huelga de hambre, "situación que se sostendrá hasta llegar a el Aaiún, haciendo responsables a las autoridades españolas de las consecuencias".

Los partidos marroquíes condenan la "provocación"

Por su parte, los partidos políticos marroquíes condenaron lo que consideran una "provocación" por parte de la activista saharaui Aminatu Haidar.

Los representantes de las principales formaciones en el Parlamento marroquí expresaron a lo largo del día su rechazo ante lo que algunos califican como una "traición" por parte de la saharaui, quien, insisten, tiene pasaporte y tarjeta de identidad marroquíes.

"La democracia y los derechos humanos no deben servir de pretexto para que un puñado de traidores conspiren.