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Paracaidistas, helicópteros y tiros en una operación sin detenidos

  • La cercanía del Alakrana a la costa evitó la detención de los piratas
  • Consiguieron confundirse con un grupo de civiles que estaba en la playa
  • El Ejército disparó sin éxito para detener la embarcación en la que huían
  • En los 47 días que duró el secuestro, el barco siempre estuvo vigilado
  • Desde España se enviaron paracaidistas de un equipo naval especial

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Defensa da más detalles del fin del secuestro del Alakrana

Sólo 1,7 millas náuticas separaban la costa del esquife en el que huían los secuestradores del Alakrana cuando las Fuerzas Armadas recibieron la llamada del patrón del barco confirmando que no había piratas a bordo.

Fue entonces, y sólo entonces, cuando se activó el dispositivo que habían estado preprando desde la célula de crisis durante los 47 días de secuestro para intentar dar caza a los piratas, según ha relatado el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), José Julio Rodríguez.

Pero la próximidad de la costa impidió al helicóptero interceptar la embarcación que usaron para huir. Por dos veces abrieron fuego contra el esquife. Primero contra la proa, luego contra el motor. Pero los piratas escaparon indemnes y alcazaron la costa, confundiéndose entre un grupo de personas que estaba en la playa.

A tenor del relato del JEMAD, así de cerca estuvieron las Fuerzas Armadas de detener a los piratas que han mantenido retenidos a los 63 tripulantes del buque Alakrana, y cuya liberación costó cerca de 2,7 millones de euros según el testimonio de los secuestradores.

Una operación compleja

El trabajo desde el Ministerio de Defensa comenzó el día 2 de octubre, después de que la fragata Canarias recibió una llamada de un pesquero, alertando del posible secuestro del atunero Alakrana.

Esa alerta puso en marcha a la Canarias, que se encontraba a 800 millas náuticas del lugar donde faenaba en esos momentos el atunero español. Además, un avión de patrulla marítima se dirigió a la zona y confirmó que en cubierta se encontraban dos indidividuos armados, mientras que el atunero remolcaba un esquife.

Desde ese momento, no se quebró en ningún momento el seguimiento aéreo del Atlanta, a la espera de que arribase la Canarias, que se viajaba a máxima velocidad.

Las directrices fueron claras desde el primer instante: había que preservar la vida de los tripulantes por encima de cualquier otro objetivo. Siguiendo este condicionante, se establecieron dos primeros planes de contingencia, que fueron descartados inmediatamente.

El primero, el asalto al buque, que se desechó para preservar la vida de los tripulantes. El segundo, la detención por otros medios del pesquero, mediante la colocación de estaches. Pero fue inviable al estar las hélices del atunero protegidas, para que nos enreden con los utensilios de pesca.

Detienen a los piratas y hunden la embarcación

El día 3 de octubre, el avión que mantenía la vigilancia sobre el Alakrana informó de que el esquife que remolcaba el Alakrana se dirigía a la costa. Los agentes recibieron entonces la autorización de capturar a los dos tripulantes y proceder al izamiento del esquife. Pero era demasiado pesado, por lo que decidieron hundirlo para que no interfiriera en la nevegación del resto de embarcaciones en la zona.

Ese mismo día, la fragata Canarias llegó a la zona y decidió mantener una distancia considerable para impedir que los piratas les avistaran. Unas horas más tarde, ya el día 4 de octubre, las Fuerzas Armadas detectaron que el Alakrana se desplazaba hasta la costa de Haradere, el cuartel general de los piratas que operan en la costa somalí.

Ante el desarrollo de los acontecimientos, desde España se decidió reforzar la unidad de guerra naval despalazada a la zona. "Una operación compleja", en palabras del JEMAD, y que implica el lanzamiento en paracaídas en alta mar de los agentes. Una operación de "alto riesgo" que suponer una gran coordinación entre los cuerpos aéreo y naval.

Agentes en paracaídas se lanzan al mar

El 7 de octubre, se produce este lanzamiento en paracaídas, tanto de agentes como efectos materiales.

Además, esa jornada se traslada a los dos piratas detenidos a un petrolero francés para desplazarse a costa y de ahí son enviados en avión a España. Durante todos estos días de detención, los dos piratas fueron permanentemente custodiados por agentes, mientras el rumbo del Alakrana permanecía monotorizado.

Las siguientes semanas, desde el 21 de octubre al 8 de noviembre, las Fuerzas Armadas detectaron que el Alakrana fondeó en las inmediaciones de la costa en varias ocasiones y hasta allí se desplazaron distintos barcos -también secuestrados- de bandera panameña, tailandés o singapurense, entre otras.

Ante la prolongación del secuestro, la fragata Méndez Núñez es desplazada a la zona, a donde arriba el 5 de noviembre, para dar cobertura a la Canarias, que se desplaza a Puerto Victoria, en las Islas Seychelles, para repostar y obtener alimentos. Hasta ese momento, la fragata Canarias llevaba 49 días ininterrumpidos en la mar.

Se precipita el desenlace

En la madrugada del día 16 comienzan los primeros movimientos del Alakrana, que hacen suponer una pronta liberación. La Méndez Núñez se acerca al Alakrana sin superar el límite para preservar la distancia visual, mientras que la Canarias -que ya había regresado a las labores de vigilancia- mantiene la distancia de cinco millas.

El objetivo en esos momentos es claro: en caso de que se produzca la liberación, hay que impedir la recaptura del atunero español en manos de otros piratas y lanzar una eventual acción de detención con los piratas.

A las 14.04 horas, el patrón del Alakrana alerta de que acaba de bajar del barco el último pirata. Es entonces cuando se activa la operación que permite que en dos minutos llegue hasta el pesquero el helicóptero que intentó sin éxito detener a los piratas en su huida.