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Los dulces 'pata negra' de Mey Hofmann

  • Zoom Tendencias visita junto a la chef su escuela de hostelería y su pastelería
  • Más de 5.000 alumnos han pasado por la escuela barcelonesa
  • Hofmann empezó como economista, joyera y diseñadora de interiores

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Los dulces 'pata negra' de Mey Hoffman

Del libro de recetas a la clase práctica. Mey Hofmann nos deja entrar en su famosa escuela. Y esta vez toca hacer algo dulce, porque es una de las pasiones de una de las grandes cocineras de España.

Hofmann empezó formándose como economista, como joyera y como diseñadora de interiores, pero poco a poco su afición por la gastronomía se fue convirtiendo en su profesión. Hoy lleva 25 años dirigiendo su propia escuela de hostelería.

Antes de ponerse el delantal, los alumnos asisten a las clases teóricas. Aprenden, por ejemplo, a hacer un almíbar básico, del que luego sale un coulis, que se aplica tanto en repostería como en salsas. Para Mey, empezar por lo básico es esencial.

"El coulis se hace con un almíbar, que el almíbar es agua y azúcar a partes iguales, el agua se tiene que poner en un cazo, tiene que romper a hervir, añadiremos el azúcar, y cuando ha hecho un hervor retirar y pondremos las frutas", explica la chef, "que podrían ser fresitas, podría ser cualquier otra fruta, en este caso son frambuesas"

Más de 5.000 alumnos han pasado ya por la Escuela de Hostelería Hofmann, que está en el barrio del Borne, en Barcelona, antes un barrio canalla, hoy paradigma de la modernidad.

Un paraíso del dulce de origen alemán

Allí Mey abrió también un restaurante para que sus pupilos pudieran practicar, pero lo que nos muestra es la niña de sus ojos, la pastelería que hace un año inauguró en la calle Flassaders.

Hoffman abrió en 2008 una pastelería en la calle Flassaders de Barcelona

Todo en el local lleva el sello Hofmann, es su mundo querido, desde la decoración hasta las galletas, que se deshacen en la boca, las mermeladas, como esta de cava y pepitas de oro, hasta los pasteles, con un toque nuevo pero atento a la tradición. Y en cada detalle de la tienda se nota el origen alemán de Mey, cuya familia paterna tenía una pastelería cerca de Stutgart.

"Este es el típico pastel alemán que ya lo hacía cuando era pequeña, tenía 8 años y ya lo hacía en pastel, y es la típica crema de queso, y su salsa de frambuesa", cuenta junto a una vitrina donde descansa un surtido de sus bombones, siempre en forma de corazón.

Un espacio lleno de estilo, para degustar un dulce, encargar un regalo o simplemente disfrutar de una deliciosa bollería. Y no hace falta preocuparse por los kilos. Mey prepara unos postres exquisitos, pero ligeros.