Faja, solapa y contracubierta, envase de los libros
- Página 2 analiza los elementos secundarios en la edición de los libros
- Son "la primera información del libro" que llega al usuario
- La contracubierta debe ser breve, orientadora y atractiva
- Los editores utilizan frases de críticos descontextualizadas para alabar la obra
El envase importa. Así lo entienden los profesionales de la edición, quienes consideran que fajas, solapas, contracubiertas y otros complementos, son de vital importancia ya que son "la primera información sobre el contenido del libro que llega al posible comprador", según Patxi Beascoa, director de Márketing de Random House Mondadori.
Una de las características principales que destaca Beascoa sobre las fajas es que se pueden ir renovando, e ir incluyendo en ellas el número de edición, los premios que va recibiendo el libro o, incluso, si la obra se ha adaptado al cine.
"El hecho de que una novela esté en su séptima edición y tenga 50.000 ejemplares vendidos ayuda a que el lector tome la decisión de comprarlo porque demuestra que el libro ha gustado", asegura.
En la misma línea responde Juan Milá, editor de Salamandra, quien explica que la contracubierta del libro tiene que ser "un texto relativamente breve que, sin ser reseña ni informe, dé las coordenadas imprescindibles para orientar al lector y convencerle de que vale la pena leerlo".
De todas formas, Milá matiza que el texto de contracubierta "nunca tiene que explicar el argumento de la novela ni dar detalles importantes sobre el mismo".
Frases de críticos descontextualizadas
Por otro lado, el crítico literario de La Vanguardia, Sergio Vila-Sanjuán, profundiza sobre los complementos del libro y opina que en las solapas "se tiene que buscar un punto medio entre elogio y la realidad, ya que el lector no es idiota y ve enseguida quién se pasa".
También sugiere que no se saque de contexto algunas frases que aparecen en las críticas, aunque entiende que los editores las escojan "porque fuera del contexto en que yo las utilicé parece que esté alabando la obra".
En este sentido, Vila-Sanjuán recuerda a un crítico literario amigo suyo "que suele utilizar en sus críticas frases elípticas para que no se las puedan coger y no contribuir al mundo del consumo".