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La selección sexual, clave en la aparición de varias especies donde sólo había una

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La especiación, el proceso por el que aparecen dos especies donde sólo había una, es el mecanismo básico de la evolución. Por eso es clave comprender lo mejor posible el proceso, y por eso desde que Darwin hace 150 años propusiera la Selección Natural como mecanismo motor de la evolución los científicos estudian cómo se produce el nacimiento de una nueva especie.

La separación se entiende fácilmente cuando dos poblaciones de la misma especie se ven apartadas por la geografía; cada una de ellas evoluciona de forma independiente hasta que las diferencias acumuladas las hacen tan diferentes que se convierten en dos especies.

La cosa es mucho más complicada de explicar cuando la separación ocurre en un mismo lugar, porque si las dos poblaciones se cruzan entre sí (aunque sea poco) las ecuaciones que explican la difusión de nuevos genes en función de la ventaja selectiva hacen imposible la divergencia de especies.

La especiación llamada 'simpátrica' (en el mismo lugar) ha sido por tanto difícil de explicar para la teoría evolutiva darwiniana. Ahora un estudio publicado en Science proporciona un mecanismo que explica el nacimiento de nuevas especies sin separación geográfica por medio de la selección sexual, resolviendo de paso otro misterio: la aparición de caracteres sexuales secundarios aparentemente aberrantes.

El ejemplo clásico es la cornamenta del Alce Irlandés, Megaloceros giganteus, el mayor ciervo que jamás ha existido. Extinguido en tiempos casi históricos algunos ejemplares macho del Alce Irlandés tenían cornamentas desmesuradas que llegaban a alcanzar más de 3 metros y medio de punta a punta. Semejantes adornos son complicados de explicar, puesto que estorban a la supervivencia y suponen una carga enorme, y no sólo en términos de peso.

El triunfo evolutivo es para quienes más descendientes dejan, no para quien vive más tiempo

Otros animales presentan coloraciones muy llamativas, o estructuras de apareamiento llamativas y frágiles (como la cola de los pavos reales). La explicación habitual para este tipo de rasgo que aparentemente perjudica la supervivencia del individuo es la selección sexual. Al fin y al cabo la Selección Natural dice que el triunfo evolutivo es para quienes más descendientes dejan, no para quien vive más tiempo.Si una característica acorta tu vida pero multiplica tu descendencia (haciéndote más atractivo al otro sexo), entonces ese rasgo perdurará. E incluso se exagerará a lo largo de las generaciones. Es el triunfo de los más guapos.

La selección sexual

El nuevo estudio analiza cómo la selección sexual puede contribuir a que se formen dos especies, incluso cuando existe sustancial cruzamiento entre las poblaciones originarias durante el proceso.

La clave está es que el rasgo seleccionado sexualmente también sirva como indicador de microadaptación local; es decir, que la pareja se escoge no sólo por su atractivo, sino porque ese atractivo está relacionado con una ventaja evolutiva real.

Añadiendo la selección sexual al proceso las ecuaciones predicen que una población puede subdividirse rápida y efectivamente incluso cuando ambas comparten territorio, y genes.La especie nace por selección natural multiplicada por la selección sexual. Y las barreras geográficas se hacen innecesarias.

El resultado elimina una de las más antiguas y poderosas espinas clavadas en el costado de la Evolución por Selección Natural que creara Darwin, por lo que resulta una conveniente celebración del 150 aniversario de la publicación del 'Origen de las Especies'.

Y demuestra la potencia de aquella idea, porque siglo y medio más tarde seguimos discutiendo y descubriendo detalles sobre los procesos concretos que contribuyen a la evolución.