La cabra-rata mallorquina que vivía como un reptil
Hace miles de años vivía en Mallorca la cabra-rata balear. Estaba 'atrapada' en la isla y allí, en aquel entonces, los recursos para sobrevivir no eran muchos. Para ahorrar energía y adaptarse al alimento que la isla le proporcionaba, comenzó a vivir como un reptil. Su sangre se volvió más fría.
La cabra cambió su tasa de crecimiento y su metabolismo para que fuera acorde con los recursos alimenticios de los que disponía en la isla, según la estación, igual que hacen los reptiles.
Es la conclusión que han sacado los científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona, tras analizar tejido extraído de los huesos. Es la primera prueba que evidencia que hay mamíferos que usan esta estrategia para sobrevivir.
La cabra-rata balear era pequeña. Pesaba unos 13 kilos y la alzada no superaba los 50 centímetros. Las patas traseras eran cortas y poco flexibles, por lo que no debieron ser muy ágiles. Pero como no tenían depredadores importantes en la isla, no debió ser un gran problema.
Según los investigadores, ahorraban energía teniendo menos tejido nervioso. El tamaño de su cerebro era la mitad que el que tiene un mamífero 'normal¿ de su talla. Sus movimiento debían ser lentos y debían 'recargar las pilas' tumbándose al sol, tal y como hacen los animales de sangre fría.
No solo el tamaño del cerebro de la cabra-rata balear era diferente al las de las cabras que conocemos hoy en día. Su cabeza también era distinta.
Los ojos no estaban dirigidos hacia los lados, como ocurre en todos los mamíferos herbívoros, sino hacia el frente. Lo más probable es que la vista fuera su sentido principal.
El morro era corto y su mandíbula era rara: tenía dos incisivos inferiores que crecían de manera constante, como en los roedores, y no tenía superiores. De ahí el nombre de cabra-rata.
CIENCIA AL CUBO
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