La factoría Paul Auster produce 'Invisible'
- A la venta desde este martes en España la última novela de Auster
- Con ella, recupera los ingredientes que tantos admiran... y otros critican
- Es una historia con alto voltaje sexual contada desde diferentes ángulos
- Paul Auster se disfraza de ficción para un nuevo juego metaliterario
- Invisible, de Paul Auster
- Anagrama
- 282 páginas
- Precio: 18 euros
- Trad. de Benito Gómez Ibáñez
Con una prolífica periodicidad, que en los últimos cinco años se ha convertido en anual, Paul Auster vuelve a las librerías con Invisible, a la venta desde este martes en la librerías españolas.
La última novela de Auster está protagonizada por Adam Walker, un estudiante de la Universidad de Columbia aspirante a poeta en la América de 1967. Un encuentro en una fiesta con un profesor francés, Rudolf Born, y su novia, ambos de aires misteriosos, cambiará el curso de su vida.
Born entablará una rápida relación con él que le abrirá en seguida la posibilidad de una carrera literaria y de una tórrida aventura sexual. Cuarenta años después, Walker intenta poner por escrito lo que entonces pasó, que se supone marcó el resto de su vida.
Reuniendo ese material y otros elaborados por diferentes personas que entraron en la vida de Walker, un antiguo compañero, ahora escritor, compondrá la novela -con nombres de personas y lugares cambiados- que ahora nos ofrece un tal Paul Auster.
El escritor neoyorquino gustará a sus incondicionales. Hay en Invisible una buena dosis de buena parte de los elementos que han creado "lo Auster": un estilo incisivo, eléctrico, como de thriller de acción; una peripecia fuera de lo común; un gusto por lo metaliterario; la experimentación narrativa típica de los talleres de escritura creativa...
En manos de un maestro o giros arteros en la trama
Auster vuelve a los ingredientes que gustan a sus incondicionales y que su críticos detestan.
Así, Clancy Martin, en el New York Times, asegura que "tan pronto como terminas" la novela, "quieres volver a leerla". "Como a menudo ocurre cuando estás en manos de maestros, lees la siguiente frase casi sin haber acabado la previa", exulta.
"Es la mejor novela que Paul Auster ha escrito nunca", afirma.
Joanna Briscoe alaba en The Guardian el ritmo de la novela que lleva al lector "como un cohete" página tras página y la "lucidez" del escritor.
"Un thriller que te eriza la piel", es para Lucy Beresford del Telegraph, "un cuento subido de tono sobre la intriga y la pérdida".
Entre sus críticos, quizá la reseña más dura, y puede que la más certera, es la de James Wood para The New Yorker. En ella, Wood critica lo recurrente que es la utilización del deus ex machina en las historias de Auster: "Los accidentes visitan la narración como automóviles cayendo del cielo", asegura.
"Uno lee las novelas de Auster muy rápido, porque están lúcidamente escritas, porque la gramática de la prosa es la gramática del realismo más familiar (ese que es, de hecho, cómodamente artificial) -escribe Wood-, y porque las tramas, llenas de arteros giros y sorpresas e irrupciones violentas tienen lo que el Times llamó en una ocasión 'todo el suspense y el ritmo de un best-seller".