Paul Naschy, una vida dedicada al cine de terror
- Paul Naschy muere, dejando al género cinematográfico de terror huérfano
- Nacido en 1934, debutó como protagonista en 1968, de hombre lobo
- Sólo en 2001 fue reconocido con la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes
- Naschy hizo también comedia, acción, aventuras y cine policíaco
- En enero de 2010 se estrenará La Herencia Valdemar, cinta en la que actúa
La muerte, a los 75 años, de Paul Naschy deja al género cinematográfico de terror huérfano de uno de sus más prolíficos actores y directores, que por doce veces se puso en la piel del hombre lobo, pero sin dejar de lado a Drácula, Mr Hyde y el Fantasma de la Ópera, además de otros jorobados y momias.
Paul Naschy, madrileño y de nombre real Jacinto Molina Alvarez, era apodado el "Boris Karloff español", aunque le costó décadas lograr el reconocimiento en su país, donde hasta 2001 no recibió la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes, mientras en el extranjero sus seguidores ya eran legión.
El cineasta, máximo creador español de cine fantástico y de terror, nació en Madrid el 6 de septiembre de 1934 y apuntó maneras ya en su tierna infancia cuando quedó fascinado de por vida por la película Frankenstein y el hombre lobo.
Estudió Arquitectura en Barcelona, fue diseñador de cubiertas para empresas discográficas, dibujante de cómic, escritor de novelas del Oeste bajo pseudónimo y siete veces campeón de España de Halterofilia.
Debuta como protagonista en 1968
El cine no tardó en volver a hacerse presente en su vida: actuó como "extra" en los largometrajes Rey de Reyes (1961), 55 días en Pekín (1963) y El último gladiador (1964) y tuvo un papel más amplio en Agonizando en el crimen (1967).
Pero no fue hasta 1968 cuando debutó como protagonista en el filme de Enrique Eguiluz La marca del hombre lobo, un personaje que marcó su trayectoria y que el actor llegó a encarnar una docena de veces. No en vano era su monstruo predilecto por su cercanía "al hombre común".
Además de licántropos, Naschy encarnó todo un plantel de personajes fantásticos: vampiros, jorobados, momias, demonios y zombis, sin dejar de lado sus facetas de director y guionista, que aplicó en muchas de sus cintas.
“Naschy también hizo comedia, acción, aventuras y cine policíaco“
Pese a su dedicación devota al género fantástico, Naschy tuvo tiempo también para otras ramas del séptimo arte como la comedia, acción, aventuras y policíaca.
Así lo demuestran filmes como La batalla del porro (1982), de Joan Minguell, El último kamikaze (1984), dirigida por él mismo, o Aquí huele a muerto (1990).
También tocó Naschy el género documental a raíz de una estancia de seis años en Japón en la década de los ochenta y durante la cual realizó media docena de cintas sobre la cultura española, con títulos como El Museo del Prado o Las cuevas de Altamira.
Minusvalorado en España
Naschy, que en los años noventa presidió el Círculo de Escritores Cinematográficos, no tardó en lograr el reconocimiento internacional por su dedicación al cine fantástico y de terror, si bien no fue profeta en su tierra hasta muchos años después, cuando en el 2001 le fue concedida la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes.
Desde entonces, a Naschy, que mantuvo una frenética actividad cinematográfica hasta el último día de su vida, le llovieron los homenajes y galardones honoríficos en reconocimiento a su carrera, como los que recogió en los festivales de Sitges, Nueva York, Amsterdam, París y Oporto, o el brindado por el Ateneo de Madrid en el 2004.
Este mismo año, una calle de la localidad malagueña de Estepona recibía su nombre y se presentó en el Festival de Cine Fantástico de Sitges la más completa obra sobre su carrera, escrita por Angel Agudo y prologada por el actor Christopher Lee.
En octubre de este año había finalizado el rodaje de la película La Herencia Valdemar, que se estrenará en enero con un presupuesto final que rondaría los veinte millones de euros, mientras que la cinta Empusa se encontraba en fase de posproducción.
Además, en las últimas semanas estaba previsto que comenzara a trabajar en El apóstol, un filme animado de Fernando Cortizo que bebe de las fuentes de La novia cadáver, de Tim Burton, y en la que un "marionetizado" Paul Naschy iba a interpretar a un siniestro sacerdote.