El Alakrana faena lejos de la costa somalí y teme nuevos ataques cuando se dirija a Mozambique
- Aseguran que la zona no es segura y ha habido incidentes
- Se sienten más protegidos con la presencia de seguridad privada
- Aunque insisten en la necesidad de militares a bordo
- Los propios tripulantes han aumentado las precauciones
La tripulación del atunero vasco 'Alakrana', que faena en las zonas más alejadas de la costa somalí, ha mostrado su preocupación ante su traslado, en febrero, a la zona costera del canal de Mozambiqueteme por la falta de seguridad en la zona.
Desde que embarcara en el atunero personal de seguridad privada los tripulantes se sienten "mucho más seguros", aunque se reafirman en que "lo ideal" hubiera sido embarcar soldados profesionales del Ejército.
Según han informado desde el buque, cuya tripulación está formada por el relevo de los secuestrados por los piratas somalíes, en el canal de Mozambique, que califican como "cuello de botella", no hay zona alguna que se pueda considerar "mínimamente segura".
Aumentan las medidas de seguridad
En cuanto a la forma de faenar tras el secuestro, la tripulación del 'Alakrana' lleva a cabo un "extremado nivel de seguridad" con labores que hasta hace escasas fechas les resultaban, según han dicho, "por completo ajenas" a los pescadores.
Entre otras medidas de seguridad, mantienen cuatro tripulantes de guardia durante la noche, reducen sus transmisiones "al mínimo imprescindible" para que no sean detectadas por los piratas, realizan ejercicios de evasión ante posibles ataques y ponen en marcha el dispositivo de seguridad al completo durante las largadas de las redes.
Piden actuaciones en los puertos base de los piratas
Reclaman a los organismos internacionales que acuerden "de una vez" actuar en los puertos base de los piratas "o esta situación no hará sino empeorar".
Desde que la nueva tripulación embarcara en el Alakrana y comenzara de nuevo a fanear, las capturas han sido escasas, a lo que se añaden las importantes pérdidas registradas por el secuestro del buque durante 47 días.
No obstante, desde el buque minimizan los daños económicas sabiendo que tienen a sus compañeros "sanos y salvos en sus hogares", que fue siempre su "única preocupación".