Resaca... ¿por qué?
Se acercan las fiestas navideñas y se multiplican las comidas de empresas, las cenas familiares y las fiestas con los amigos. En muchas ocasiones, los excesos son inevitables y si se trata de abuso de alcohol el resultado es nefasto. ¿En qué consiste la resaca?
Los síntomas generales de la resaca son dolor de cabeza, fatiga, sed, ardor de estómago, malestar general, visión borrosa, acidez estomacal, temblores, diarrea, mareos y náuseas. Cada persona es un mundo y por eso unas personas sufren todos los síntomas, otras solo algunos y unas los padecen con mayor intensidad y otras con menos. Eso sí, son siempre un fastidio.
El dolor de cabeza es consecuencia de la deshidratación. En primer lugar, a la mañana siguiente, tras una borrachera, estamos deshidratados. Es así, porque el exceso de alcohol ha producido la inhibición de una hormona responsable de mantener el balance de los líquidos en el cuerpo.
“Perdemos cuatro veces más líquido del que bebemos“
Si nos falta agua, esta hormona, la vasopresina, ordena al riñón reabsorber agua de la orina. Como no lo hace eliminamos ese agua cuando vamos al baño. Perdemos cuatro veces más líquido del que bebemos. Así que nuestro organismo toma agua ¡del cerebro! Disminuye su tamaño y nos duelen las meninges, o sea, la cabeza.
Además, al eliminar demasiada agua con la orina también eliminamos demasiadas sales y esto nos provoca fatiga.
Las molestias gástricas son debidas a erosiones en la mucosa del estómago producidas por el etanol.
También tenemos a la mañana siguiente un gran volumen impurezas en sangre, porque para eliminar el alcohol nuestro organismo genera otros productos también tóxicos y si a eso sumamos todos los productos tóxicos que acompañan al etanol en las bebidas -que son producto de la fermentación y su función es proporcionarles las propiedades organolépticas adecuadas-, hemos hecho de nuestra sangre un pequeño vertedero.
CIENCIA AL CUBO
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