Una isla del Pacífico pide en la Cumbre de Copenhague que eviten su desaparición
- Tuvalu, de 11.600 habitantes, desaparecerá en 2050 al subir el nivel del mar
- Insta también a los países emergentes a compromisos de reducción de gases
La isla pacífica de Tuvalu ha arrebatado el protagonismo en la sesión plenaria de la Cumbre de la ONU sobre el Cambio Climático de Copenhague al apelar a los 192 países participantes a que adopten urgentes medidas para frenar el calentamiento global y evitar así la desaparición del país.
En un emotivo llamamiento, el delegado de Tuvalu en este foro, Ian Fry, con lágrimas en los ojos, ha pedido también a los países en desarrollo que se comprometan de manera vinculante a recortar sus emisiones para salvar a esta diminuta nación de 11.600 habitantes.
"El destino de mi país está en sus manos", ha dicho Fry tras apuntar que es irónico que para tomar una decisión en este foro haya que esperar a que se decida el Senado de EEUU, en alusión a la aprobación pendiente en esa Cámara del proyecto medioambiental presentado por el presidente, Barack Obama.
La isla y los atolones que forman este Estado independiente desde 1978 tienen una altitud máxima sobre el nivel del mar de apenas cinco metros y están seriamente amenazadas por la subida del nivel del mar generada por el calentamiento global.
Según los acuerdos de algunos estudios científicos, de mantener la tendencia al alza de las temperaturas, la subida del nivel del mar hará desaparecer Tuvalu hacia 2050.
Compromisos vinculantes para los países emergentes
Tuvalu se ha erigido en los últimos seis días de negociaciones en representante de las islas pacíficas y en ariete de los países emergentes, a los que reclama compromisos vinculantes de reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2), algo a lo que, según el Protocolo de Kioto, sólo están obligados los países ricos.
La cumbre abrió esta semana un grupo especial de consultas para analizar esa posibilidad, que ha despertado el rechazo de naciones como China, que defienden que sus propuestas sean voluntarias.
La cumbre abordaba este sábado, en el ecuador de su celebración, diversas opciones para lograr un documento vinculante que regule la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2050.
El plenario comenzó con muestras de apoyo al progreso alcanzado por parte de las delegaciones de China y EEUU, enfrentadas por sus divergentes posturas sobre la financiación para mitigar las consecuencias de la contaminación en los países pobres.
El delegado chino de la conferencia, Su Wei, comentó que "se ha progresado en la primera semana" de las negociaciones en los grupos de trabajo para elaborar un documento jurídicamente vinculante al final de la cumbre de Copenhague, el 18 de diciembre.
El punto de partida de este progreso es el primer borrador que han recibido las 192 delegaciones de la conferencia y que propone reducir hasta 2050 las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) entre el 50 y el 95%, frente a los valores de 1990. El texto también ofrece limitar el incremento de la temperatura del planeta en entre 1,5 y 2 grados centígrados con respecto a 1900 hasta mediados de siglo.
A la espera de los ministros
Ahora las miradas están puestas en la llegada de los ministros que tendrán la competencia para debatir los temas esenciales, ha recordado el subdelegado norteamericano, Jonathan Pershing.
La delegación brasileña, hablando en nombre del G77, expresó su optimismo por el texto, pero insistió en la necesidad de mantener la senda del Protocolo de Kioto, vigente hasta 2012, un proceso al que se niega rotundamente a entrar EEUU, que no ratificó el documento.
Queda por dilucidar aún si la conferencia seguirá una sola vía de negociación, guiada por el Protocolo de Kioto, u optará por una doble senda de contactos paralelos para obtener un nuevo tratado vinculante en Copenhague. Para ello, los titulares de Medio Ambiente y otras carteras similares llegan este sábado a Copenhague para empezar oficialmente a trabajar el lunes sobre el borrador que circulaba en la conferencia.
La cumbre se tomará mañana domingo un receso, que facilitará, sin duda, contactos informales para la reanudación oficial de las negociaciones, el lunes. En lo que parece haber un consenso generalizado es que no habrá un acuerdo tangible si no se soluciona la cuestión pecuniaria en esta cumbre.