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Escocia reestablece el contacto con el terrorista de Lockerbie tras ser dado por desaparecido

  • 'The Times' había denunciado su desaparición
  • Un funcionario escocés logró hablar con él por teléfono
  • La última vez que se le vió fue en el pasado 9 de noviembre

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Las autoridades escocesas han logrado contactar con Abdel Basset al-Megrahi, el libio condenado a cadena perpetua por el atentado de Lockerbie y repatriados en agosto por razones humanitarias, después de que el rotativo The Times denunciase su "desaparición".

El ayuntamiento de East Renfrewshire, las autoridades locales encargadas de la revisión judicial de Al-Megrahi, hablaron el pasado martes por teléfono con él, que se encontraba en su casa en Trípoli. 

"Hablamos con el señor Megrahi, que está en casa. No hay ninguna razón para preocuparse. Él está en casa", ha declarado un portavoz.   

Algunos políticos a ambos lados del Atlántico, así como los familiares de las 270 personas, en su mayoría estadounidenses, que murieron en el atentado de 1988 contra un avión de Pan Am que sobrevolaba Escocia, se mostraron indignados por la desaparición del libio, que sufre un cáncer de próstata en fase terminal.

Escocia, avergonzada

El portavoz para temas de justicia del Parlamento de Edimburgo se ha quejado que la reputación de Escocia está en peligro y lo ocurrido demuestra lo ridículo que resulta responsabilizar a un municipio escocés a miles de kilómetros de distancia de Libia de supervisar al terrorista.

El congresista estadounidense Eliot Engel, citado por The Times, calificó de "tremenda equivocación" haberle concedido la libertad: "No creo que un terrorista convicto vaya a tener la integridad moral suficiente para cumplir el acuerdo que sea".

Los médicos libios han enviado regularmente al Gobierno escocés informes sobre la evolución de la enfermedad del libio. El terrorista no ha sido visto en público desde el pasado 9 de septiembre cuando le visitó en el hospital una delegación de políticos africanos.

Abdel Baset al-Megrahi ha comparecido durante cinco minutos y lo ha hecho con una máscara cubriendo su rostro.

Según los términos de su orden de liberación, Megrahi no puede moverse o salir de la casa de Trípoli, y debe permanecer en comunicación constante con el consejo local.

El corresponsal de The Times fue el domingo a la casa de Al Megrahi, pero se encontró a un policía que no hablaba inglés, pero que indicó que el hombre al que buscaba no estaba allí.

Al día siguiente, el periodista visitó el Centro Médico de Trípoli, donde aquél fue tratado del cáncer terminal que sufre tras su regreso al país, pero los recepcionistas le informaron de que había sido dado de alta hacía algún tiempo.