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Nápoles, una ciudad sin medias tintas

  • En Portada recupera este domingo "Nápoles, la sombra de la camorra"
  • El reportaje nos abre una ventana a barrios feudo de los capos napolitanos

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A Nápoles se la quiere o se la odia. No es una ciudad que admita las medias tintas. Quienes la aman hablan de su vitalidad, de gente hospitalaria que se conforma con poco y que hace una fiesta de cualquier ocasión propicia. De una larga historia que reposa en los viejos castillos y en la silueta imponente del Vesubio, de rezos y de canciones que invitan a quedarse en los portales hasta que entra la madrugada.

El lado oscuro está lleno de contradicciones, de miedo, de desconfianza. Apenas un metro separa al napolitano que se te acerca para hablar de fútbol de aquel otro que te esquiva o te reta con una mirada. En ese otro Nápoles hay un ruido sordo que mezcla el bullicio de los barrios históricos y el vocerío de la buena gente con la ley del silencio que ha implantado la Camorra.

La Camorra proyecta una sombra alargada que lo impregna todo, la cultura, la costumbre, el modo de vida. Hay una actitud cultural que permanece ligada sobre todo a los barrios más pobres, aquellos que viven de la Camorra de manera directa o indirecta y donde hay mucha gente que no solo consiente con ese sistema, sino que defiende las organizaciones mafiosas. En lugares como Scampía no hay más capos que los de la Camorra. Es lo que se ha dado en llamar los barrios Estado.

En Portada se adentra en zonas controladas por la Camorra, intenta encontrar los porqués de un arraigo social que ha convertido a la mafia napolitana en la más peligrosa del mundo y también en la más extendida.

La policía y los fiscales nos dan su explicación: si hay algo que diferencia a la Camorra de otras organizaciones como la Cosa Nostra es la estructura jerárquica. La Camorra no tiene una estructura piramidal, se compone de varias familias en las que cada una tiene, por así decirlo, su propio jefe. Por esa razón, -dicen- en los últimos 20 años el fenómeno de la Camorra se ha globalizado. Las familias más poderosas se han organizado en grupos criminales que realizan importantes negocios con el tráfico de drogas a gran escala, pero también con negocios como la construcción y el tráfico de residuos tóxicos.

Giovandomenico Lépore, el Fiscal regional antimafia nos explica como España se ha convertido en una logística para la camorra napolitana, porque desde nuestro país el tráfico de drogas que viene de Sudamérica se distribuye al resto de Europa. Los napolitanos se han asentado en zonas turísticas en las que se está invirtiendo mucho dinero de la Camorra para adquirir terrenos, hoteles y urbanizaciones. "Muy pronto -nos dice este Fiscal- España se dará cuenta de hasta qué punto los camorristas napolitanos están metiendo allí las manos".