Inteligencia contra el cambio climático: convierte la bolsa de la basura en energía eléctrica
- La Cumbre de Copenhague busca soluciones para frenar el cambio climático
- Una empresa española convierte los desechos urbanos en energía limpia
- Con una tonelada de basura se pueden obtener entre 1.150 y 1.400 Kw/h
Algunas cifras
Una tonelada de basura puede generar hasta 1.400 Kw/h de electricidad.
La bolsa de basura doméstica contiene hasta 2.500 calorías por kilo
La planta de plasma genera mucha más energía de la que consume
Con las grandes palabras y los no tan grandes gestos que llegan de la Cumbre del Clima de Copenhague, a veces parece que las ramas no nos dejan ver el bosque. Para ver con detalle cómo se lucha de verdad contra el cambio climático, en RTVE.es nos hemos ido a Barcelona, a la localidad de Castellgalí, donde tiene una de sus instalaciones el Grupo Hera, una empresa española que lleva 25 años poniendo imaginación en la lucha contra la contaminación.
Empezó gestionando vertederos y pronto se dio cuenta de que los residuos, lejos de ser un estorbo, son una fuente de riqueza y, sobre todo, de energía. Sin dejar de trabajar en el almacenamiento de las basuras, han puesto en marcha diversos proyectos tecnológicos con un único objetivo: convertir los residuos en electricidad.
¿Sabías que tu bolsa de basura puede producir electricidad? Esta empresa lo hace y, además, lo sin contaminar más y sin gastar energía extra: esa es la clave de su tecnología. Desde luego, quemar basura para producir energía es una idea vieja, pero ellos logran producir mucha más energía de la que el proceso necesita para funcionar.
Plasma: un río de sol en miniatura
La tecnología que han desarrollado para la conversión de los residuos urbanos en electricidad es una sofisticada mezcla de principios ya conocidos y soluciones de vanguardia. "Lo que hacemos es como poner un trocito del sol en un reactor", explica Jordi Gallego, consejero delegado del grupo.
“"Lo que hacemos es como poner un trocito del sol en un reactor"“
En el corazón del reactor de una planta como la que tienen en Castellgalí, una antorcha de plasma (una especie de gran lanzallamas industrial) genera temperaturas que superan los 1.400 ºC. De hecho, esas antorchas son capaces de llegar a los 10.000 ºC, muy por encima de la temperatura de la superficie del Sol, que está a unos 6.000 ºC. Pero han aprendido a dominar ese calor extremo para acomodarlo a lo que necesita. La modificación de las antorchas de plasma, que son herramientas heredadas de otras industrias, como la aeroespacial, ha sido uno de los principales avances en este apartado.
Así, al aplicar esos 1.400 ºC sobre la basura, ésta no sólo arde, sino que se transforma de una forma sorprendente. Por un lado, libera en forma de gases toda la energía que contiene. Por otro, los restos que no se gasifican se convierten literalmente en lava, como la que arroja un volcán. Esa lava, una vez enfriada, no es más que un material sólido, vitrificado, que puede ser utilizado como un árido de construcción o en herramientas abrasivas para pulir metales.
Lo mejor de esa lava es que lleva en su interior, encapsulados y vitrificados, casi todos los metales pesados que había en la basura. Así, mercurio, plomo y otros contaminantes quedan encerrados en ese material y ya no pueden contaminar.
Pero lo más interesante quizá sea lo que pasa con el gas que se produce en la combustión. La enorme temperatura que se aplica en el reactor hace que las moléculas de esos gases se desvinculen, con lo que los átomos que las componen se separan y se recombinan, dando lugar a lo que se conoce como gas de síntesis, un gas tan conocido en nuestra sociedad que ya en el siglo XIX se utilizaba para el alumbrado público y se llamaba gas ciudad.
“"De una tonelada de basura podemos obtener entre 1.150 y 1.400 Kw/h"“
Guillermo D'Alesio, director de la planta experimental de Castegallí, explica que su tecnología permite limpiar de forma muy eficaz ese gas de síntesis, eliminando todo tipo de impurezas, como alquitranes, y aumentando así su eficacia energética.
Una vez acabado el tratamiento de limpieza, ese combustible gaseoso se utiliza en un motor para producir energía. "De una tonelada de basura podemos obtener entre 1.150 y 1.400 Kw/h de electricidad", asegura D'Alesio.
Este ingeniero químico describe también cómo se ha ido complicando el proceso de trabajo para hacerlo más eficaz y aprovechar mejor la energía que libera la basura. Así, se ha ido dividiendo en etapas, como, por ejemplo, una gasificación previa al plasma en la que ya se empieza a generar gas de síntesis y para la que se emplea el propio calor que genera el reactor.
Esta compartimentación del proceso es la que permite extraer el máximo rendimiento a la planta de tratamiento, porque se aprovecha toda la energía en cualquiera de sus formas: calorífica, contenida en vapor... Este aprovechamiento hace que la instalación, una vez arrancada, sea autosuficiente y requiera sólo un 20% de su producción energética, pudiendo enviar el otro 80% a la red eléctrica. Para colmo, las pocas emisiones que tiene están muy por debajo de los mínimos exigidos en Europa.
Hera tiene una planta como esta de Castellgalí funcionando a pleno rendimiento en Canadá, en Ottawa, donde una basura urbana mucho más limpia que la española (los canadieneses separan muy bien la basura en casa) favorece al obtención de rendimientos energéticos muy altos.
Ahora, el grupo busca nuevas implantaciones para esta tecnología que, en su opinión, es un complemento perfecto para los 'ecoparques', los lugares donde se selecciona la basura que llega a los vertederos y que no pueden tratar todo lo que reciben.
¿Vertederos o gasolineras?
Precisamente, el origen del grupo Hera está ahí, en la gestión de los basureros. Para ellos han desarrollado otra tecnología de captación de gases que les permite generar un biogás utilizable en vehículos.
Que un vertedero produce metano, al igual que una estabulación ganadera, es algo conocido desde hace mucho. Pero los técnicos de esta empresa han puesto a punto técnicas de captación de ese metano que permiten atraparlo y limpiarlo con facilidad, comprimiéndolo después para utilizarlo en generadores eléctricos o, todavía con mayor aprovechamiento, en los depósitos de coches o camiones que admitan el gas como combustible.
En la empresa explican que al ser un gas de origen natural, extraído de residuos orgánicos, se considera un biogás natural. Es una solución para el abastecimiento, por ejemplo, de los vehículos que llevan la basura a un vertedero: aportan residuos y repostan gas para moverse. De esa forma, se evita quemar gasolina o gasoil. También las grandes instalaciones ganaderas pueden aprovecharse de este principio.