Los últimos retales de Nirvana
- La reedición de Bleach, su primer disco, conmemora los 20 años del grupo
- También se recupera el concierto que dieron en el festival de Reading en 1992
- El interés por Nirvana sigue intacto, pero escasea el material nuevo
Como suele ocurrir con las fechas redondas, de aquí en adelante se sucederán las conmemoraciones: los 20 años de Nevermind, los 20 años del celebérrimo unplugged, los 20 años de la muerte de Kurt Cobain... Lo cierto es que ya han pasado 20 años, aunque parezca que fue anteayer cuando un par de paletos de una esquina de Estados Unidos crearon Nirvana y voltearon el panorama musical.
Como Nirvana era -es- un grupo muy rentable en época de vacas flacas, es normal que cada aniversario vaya acompañado de su correspondiente lanzamiento discográfico, así que estas Navidades los seguidores tienen dos novedades para completar el repertorio del grupo: Universal recupera el concierto que los de Seattle ofrecieron en el festival de Reading de 1992 y Sub Pop, el sello con el que realizaron sus primeras grabaciones, lanza una nueva edición de Bleach, el primer disco del grupo, coincidiendo, en este caso de forma estricta, con su vigésimo cumpleaños.
No cabe esperar, en cualquier caso, mucho material nuevo: el grupo dejo un catálogo con tres discos de estudio (Bleach, en 1989, Nevermind, en 1991, y In utero, en 1993) y uno de rarezas y caras b (Incesticide, en 1992). El material que quedó inédito, además, ya ha sido incluido en su mayoría en los sucesivos recopilatorios de la banda, especialmente en la caja With the lights out, lanzada en 2004, a los 10 años de la muerte de Cobain.
Las remezclas de Bleach
En el caso de Bleach, grabado y mezclado entre diciembre de 1988 y enero de 1989, era aún más difícil que existieran tomas inéditas: forma ya parte de la leyenda que las sesiones costaron apenas 606,17 dólares (costeados por un guitarrista amigo, Jason Everman, que a cambio aparece en los créditos), el precio de 30 horas de trabajo en los estudios Reciprocal Recording de Sub Pop.
El bajo coste se debía, en gran parte, al ahorro de cinta -hablamos aún de un entorno analógico- que suponía volver a grabar sobre las tomas malas, así que no había demasiado que recuperar. Además, el productor del álbum, Jack Endino, suele presumir de lo bien que ha envejecido el disco gracias a la escasa producción de las canciones, por lo que no debería haber caído ahora, al hacer las remezclas, en el error que no cometió entonces.
“Bleach ha envejecido muy bien y revela las raíces metal del grupo“
Bleach no es el mejor disco de Nirvana, pues carece aún de la sensibilidad pop que si lograrían posteriormente. Sin embargo, es cierto que ha envejecido muy bien: es un disco oscuro, crudo, que revela muy bien las raíces metal del grupo -Led Zeppelin y Black Sabbath, sobre todo- y la influencia de bandas como Pixies o los propios Beatles.
Así, es una buena guía para comprender como nacería Nevermind, a través de la simplificación de las composiciones, como en la fenomenal Love Buzz (una versión del tema original de los holandeses Shocking Blue, famosos por la canción Venus), y la incorporación de melodías pop, como en About a girl, probablemente la mejor canción del disco.
Directos
Se echa en falta algún material complementario en la reedición de Sub Pop, como alguno de los singles que Nirvana grabó antes de editar el disco, pero a cambio se incluye un concierto en el Pine Street Theater de Portland, uno de los primeros que dio el grupo fuera de Seattle, en el que se recuperan temas como Spank Thru o una de las primeras interpretaciones de Dive.
En la misma línea, Universal ha recuperado, tanto en DVD como en disco (o ambos, en la edición de lujo), el concierto que Nirvana ofreció en 1992 en el festival británico de Reading, considerado uno de los más memorables del grupo, que desgranó 25 canciones -incluyendo dos versiones, una de The Fang y otra The Wipers- durante más de una hora y media.
La versión en DVD ofrece momentos como la salida de Cobain al escenario, ataviado con una bata de hospital y en silla de ruedas, simulando un colapso antes de atacar el riff de Breed. O la autoparodia de Smells like teen spirits: hastiado del éxito de la canción -que la MTV repetía incansablemente en aquellas fechas-, Cobain modificó ligeramente los acordes, mientras el bajista, Christ Novoselic, entonaba More than a feeling, de Boston.
Esa sensación de cierto agobio por el éxito masivo, que Cobain recogió después en su nota de suicidio, se aprecia mejor en el DVD que en el disco, donde las canciones se suceden sin solución de continuidad, si bien en ambas versiones el concierto refleja a la perfección la capacidad que tenía Nirvana, en sus mejores días, para generar una energía musical que ahora, 20 años después, ya es un mito de la música popular.