Cuatro presidencias con sabor a Economía
- Las presidencias anteriores lograron que el Euro se conviertiera en moneda única
- Estados Unidos y Latinoamérica son ejes comunes de las políticas españolas en la UE
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España asume el 1 de enero de 2010 su cuarta presidencia rotatoria de la Unión Europea. Una responsabilidad que acoge con el objetivo primordial de capitanear a los 27 hacia la Europa del Siglo XXI, y dejar atrás los tiempos en los que cada Estado intentaba hacer valer sus políticas individuales frente a los demás.
Nuevos tiempos que nada tienen que ver con los que se vivían en enero de 1989 cuando bajo el Gobierno de Felipe González, nuestro país asumía -por obra y gracia del orden alfabético- su primera presidencia tan sólo cuatro años después de firmar el Tratado de Adhesión.
Casi en pañales, y dando sus primeros pasos europeístas, España se puso al frente de una locomotora económica y monetaria que tenía hasta otro nombre: Comunidad Económica Europea.
El principal objetivo radicaba en continuar estrechando los lazos entre ese pequeño 'club' que contaba con 12 miembros, frente a los 27 con los que cuenta ahora.
Y en ello se pusieron todos los esfuerzos, logrando no ya sólo avances en el mercado interior, sino también en dar los primeros pasos para lograr la Unidad Monetaria. Algo que ha centrado históricamente las Presidencias de turno españolas.
Fue en la Cumbre de Madrid, celebrada en el mes de junio, en donde los socios comunitarios decidieron que era el momento de empezar a hablar de una moneda única que tuviera validez en todos los Estados miembros.
Pero la economía no era el único objetivo de esa presidencia. También lo era -y lo sigue siendo hoy en día- conseguir que Europa hable con una sola voz en el exterior.
De esta manera, se consiguió dar un fuerte impulso a Latinoamérica, firmar acuerdos de cooperación con la URSS, Polonia o Hungría. Con este panorama internacional, se iniciaron también los primeros contactos con los países del Este para ampliar la alianza comunitaria.
Los inicios de la moneda única
Un semestre tras otro, aprobación del Tratado de Maastricht de por medio en 1991 con el que se adopta el nombre de Unión Europea, llega la segunda Presidencia española en 1995.
Felipe González sigue siendo el Presidente del Gobierno, y su programa de trabajo intentaba responder a los grandes retos a los que se enfrentaban los socios comunitarios, que habían crecido a 15 miembros.
Nuevamente la economía vuelve a ser eje fundamental de los trabajos españoles, con una decisión que marcará un punto y aparte en las relaciones comerciales de la UE: se adopta el nombre de la que será la futura moneda única: EURO y su calendario de adopción.
También se consigue el calendario de ampliación hacia los países del Este.
Las relaciones exteriores también tuvieron una especial relevancia. En especial con Estados Unidos, país con el que se firma un Plan de Acción Conjunta y una Nueva Agenda Transatlántica. Documentos que se firmaron con el exPresidente, Bill Clinton.
El recuerdo del 11S
Esa especial alianza sellada con Estados Unidos tuvo su mayor auge en 2002 con la Presidencia de José María Aznar. Un semestre marcado por el recuerdo de los atentados del 11S.
Un hecho que llevó al ejecutivo español a incrementar la cooperaciçon en materia de seguridad y justicia entre los socios comunitarios. De ahí que, junto a Francia, Alemania, Reino Unido, Portual, Bélgica y Luxemburgo, se acelera la puesta en marcha de la Euroorden.
Y como no podía ser de otra manera, la tercera presidencia española de la Unión Europea, estuvo muy ligada a la economía con la puesta en marcha del Euro en 12 Estados.
Era el momento más dulce de un semestre que culminaba en la Cumbre de Sevilla, en la que se establecía 2004 como el año en el que Europa se abriría al Este hasta sumar los 27 Estados que componen actualmente la Unión Europea. La misma cantidad de países que impedirán que vuelva a haber un Presidente de turno español en los próximos 14 años.