Enlaces accesibilidad

Uno de cada cinco presos liberados de Guantánamo se une a grupos terroristas

  • Así lo revela un nuevo informe del Pentágono
  • Críticos de la prisión afirman que son datos alarmistas irreales

Por

Una evaluación del Pentágono revela que uno de cada cinco detenidos de la prisión militar de EE.UU. en la Bahía de Guantánamo se ha unido o se sospecha que se ha unido a grupos extremistas como Al Qaeda al ser puestos en libertad, según ha señalado este miércoles un funcionario estadounidense.

El comunicado se produce en medio de la revelación de que ex detenidos de Guantánamo se habían unido a Al Qaeda en la Península Arábiga, una rama de la organización con sede en Yemen que presuntamente está detrás del atentado frustrado del vuelo de Detroit.

En este clima de tensión, el Presidente Barack Obama anunció el martes que suspendía la extraditación de otros detenidos en Guantánamo a Yemen por la deteriorada situación de seguridad en el país.

Sin embargo, Obama ha señalado que la suspensión no le impide cerrar la prisión, que se abrió a principios de 2002 por la administración Bush para los detenidos sospechosos de terrorismo.

560 presos liberados

Más de 560 presos de Guantánamo han sido liberados, la gran mayoría de ellos por la administración Bush. Entre los que todavía permanecen allí, aproximadamente 91 son yemeníes.

Un funcionario de la administración Obama ha señalado que la Casa Blanca no ha recibido "ninguna información que sugiera que los detenidos transferidos por el Gobierno de Obama hayan vuelto a la lucha".

Seis de los detenidos yemeníes fueron enviados a casa días antes del fallido ataque del 25 de diciembre.

La cárcel de Guantánamo ha sido condenada internacionalmente por el trato que reciben los internos, que son sometidos a duros interrogatorios y se les ha negado un proceso justo durante años.

Aumenta el número de militantes

Una evaluación previa del Pentágono, publicada en abril, mostraba que el 14% de los ex detenidos se han sumado o eran sospechosos de unirse a los grupos militantes, frente al 11% que lo hacía en diciembre de 2008.

Los funcionarios, que han hablado bajo anonimato, han señalado que según la nueva evaluación del Pentágono el porcentaje ha aumentado alrededor de un 20%.

La tendencia no tiene marcha atrás

El secretario de prensa del Pentágono, Geoff Morrell, se ha negado a comentar las últimas cifras, diciendo que seguían siendo datos clasificados, pero ha dicho a los periodistas que "la tendencia no tiene marcha atrás".

Juzgar a los presos, una ciencia inexacta

Morrell ha dicho que el proceso de selección para la liberación de los detenidos es una "ciencia inexacta".  "Sabes, estamos haciendo las llamadas subjetivas basadas en el juicio, la inteligencia. Y así, la respuesta no es infalible en este ámbito. Eso es lo que hace esto tan difícil", ha señalado.

Un grupo especial creado por Obama se encarga de realizar "el trabajo de fondo que no se había hecho antes: Revisar la información pertinente sobre cada detenido y la amenaza que representan para determinar si deben ser perseguidos, detenidos o cesados", ha dicho el funcionario.

Los críticos han acusado al Pentágono de exagerar la amenaza planteada por los detenidos. "Esto es más alarmismo", ha dicho Clive Stafford-Smith, que representa a varios detenidos en la instalación.

"Si el Pentágono fuese honesto con las cifras haría públicos los nombres de aquellos que han vuelto a la lucha y las denuncias contra ellos. Vamos a tener esta discusión a la luz y dejar de engañar a la gente ", ha añadido.

Retraso en la promesa de Obama

Obama se ha encontrado con diversas complicaciones en el intento de cerrar el centro de Guantánamo y ha reconocido que no será capaz de cumplir con el plazo autoimpuesto de un año que prometió al asumir su cargo.

Hace apenas un mes, los asesores de Obama anunciaron que el Gobierno de EE.UU. compraría una prisión en Illinois para reforzar la seguridad y trasladar a ella a un número limitados de presos de Guantánamo.

Pero el Congreso aún no ha proporcionado a los militares la autoridad o la financiación para la transferencia de presos a Illinois y los republicanos argumentan que el traslado representa un riesgo de seguridad innecesario.