El misterioso caso del ojo rojo
Días y días... ¡semanas! con un ojo rojo, rojísimo. Cada vez más sensible a la luz, lloroso y con picores. Y los médicos que no daban con un diganóstico. La revista médica The Lancet acaba de publicar la historia (ver pdf.) con solución de este misterioso caso. Una pista y a la vez recomendación: si es de los que tiene una tarántula como animal de compañía no pierda detalle.
Sucedió en febrero de 2009. Un hombre de 29 años acude a la consulta del Hospital Sant James, en Leeds, en Inglaterra, con el mencionado 'ojo rojo'. No respondía al tratamiento con antibióticos así los médicos decidieron hacerle un examen muy exhaustivo y minucioso.
Miraron con lentes de aumento la superficie del ojo y ahí estaba, ahí encontraron la causa de la irritación: un montón de pequeñas espinitas clavadas en la córnea, que eran en realidad pelos muy pequeños.
A estas alturas y con la pista de la araña se olerán que esos pelitos eran de la tarántula que tanto cuidaba y mimaba este inglés. Pues el arácnido se las lanzaba a los ojos a modo de flechas.
Es algo común en las tarántulas rosadas chilenas. Estas arañas para defenderse de posibles depredadores frotan sus patas traseras contra el abdomen, de forma que extraen pelos y los lanzan al aire.
Son urticantes simplemente por su estructura, tipo arpón como decíamos. Lo más probable dice el dueño es que se asustara cuando estaba limpiando el terrario, tarea que realizó precisamente poco antes de que empezara el picor de ojo.
El gran problema es que los pelitos son muy pequeños como para que los doctores los puedan extraer. Así que el paciente sigue con ellos ahí y el ojo continúa inflamado.
Para paliar los síntomas le han tratado, pero de vez en cuando el picor vuelve a la carga. Conclusión de los médicos: no tener este tipo de tarántulas como mascotas y quien las tenga, que se proteja los ojos cuando las esté manipulando.
CIENCIA AL CUBO
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