Aprobado el proyecto de ley del cine de Cataluña que obliga a distribuir en catalán el 50% de copias
- El texto ha sido rechazado por las grandes distribuidoras de EE.UU.
- En 2009, el 97,1% de las películas fueron exhibidas en Cataluña en castellano
El gobierno catalán ha aprobado este martes el proyecto de ley del cine de Cataluña que obliga a las empresas distribuidoras a distribuir el 50% de todas las copias en versión en catalán.
El texto, que cuenta con el fuerte rechazo de las grandes distribuidoras, las denominadas majors norteamericanas, iniciará ahora la tramitación parlamentaria, ha explicado el conseller de Cultura, Joan Manuel Tresserras.
El conseller quiere que el proyecto se tramite por la vía de urgencia en el Parlament, para que la nueva normativa entre en vigor en junio.
En 2009, el 97,1% de las películas que se exhibieron en Cataluña estaban dobladas o subtituladas en castellano, mientras que sólo el 2,9% fueron dobladas o subtituladas al catalán
Tras la reunión del Govern, Tresseras ha dicho que esta futura ley persigue tres objetivos: "fortalecer el sector cinematográfico, para superar la etapa del apoyo a la producción del cine, y que se extienda a todos los segmentos; garantizar la diversidad y mejorar la oferta de cine europeo; y que haya una oferta subtitulada o doblada equiparable en catalán y castellano".
El proyecto de ley establece el marco normativo por el que se regirán las industrias cinematográficas, la producción, la distribución, la comercialización y exhibición de obras cinematográficas y audiovisuales, así como aquellos aspectos relacionados con el fomento del cine y la preservación y difusión del patrimonio cinematográfico.
Derecho a escoger ver cine en catalán
La iniciativa del departamento de Cultura pretende "que el mercado garantice de manera efectiva el derecho de los ciudadanos de Cataluña a escoger ver cine en la lengua propia del país".
Con ese objetivo, el proyecto de ley prevé que cuando se estrene un largometraje cinematográfico en Cataluña, doblado o subtitulado, las empresas distribuidoras deberán distribuir el 50% de todas las copias en versión en catalán y deberán respetar este equilibrio lingüístico en la publicidad que se haga.
Esta obligación debe respetarse tanto en el cómputo de las copias distribuidas en versión doblada como en el número de copias distribuidas en versión subtitulada, y, según Tresserras, quedan exentas del cumplimiento de la obligación las películas en versión original castellana o catalana y las europeas de las que se distribuyan en Cataluña menos de 16 copias.
Esta obligación se debe implantar en un plazo máximo de cinco años. En el caso de la distribución por otros canales, como el DVD, el proyecto de ley prevé que se debe incluir la versión en lengua catalana en el menú de idiomas.
Velando por la competencia
El conseller ha anunciado que el proyecto de ley prevé asimismo la creación de la Red Concertada de Pantallas Cinematográficas de Cataluña, que programarán preferentemente cine en versión original subtitulada y cine producido en Cataluña.
Preguntado por el futuro de la ley en el Parlament, Tresserras ha comentado que no esperan grandes cambios, porque en el proceso previo ha habido un debate prolongado.
La Ley expone que el Instituto Catalán de las Industrias Culturales debe velar para que la libre competencia en el mercado no se vea alterada. Por ejemplo, la práctica de las empresas distribuidoras de exigir la contratación de filmes por lotes, de manera que para lograr la exhibición de una debe aceptarse la contratación de otras películas.
24 millones de espectadores en Cataluña
Las infracciones de las obligaciones previstas en esta Ley se clasifican en muy graves, graves y leves y las sanciones oscilarán entre 75.000 y 4.000 euros.
En cuanto al incumplimiento de la obligación de distribución, la sanción puede oscilar entre 5.000 y 1.000 euros por copia que no cumpla con la obligación, en función de si representa una infracción muy grave o una leve.
A pesar de la crisis, Cataluña, ha asegurado el conseller, es uno de los lugares del mundo en el que hay más asistencia a las salas de cine, unos 24 millones de espectadores, por delante de países como Bélgica, República Checa, Dinamarca, Suiza, Suecia o Noruega, "donde se respetan las respectivas normativas lingüísticas".