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España asume una Presidencia ambiciosa, pese al riesgo de enfrentarse a otros Estados

  • La presidencia española quiere asumir un papel como el de Van Rompuy
  • Zapatero quiere emplear el semestre para remontar en las encuestas

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La Presidencia española de la Unión Europea ha demostrado su intención de desempeñar un liderazgo que ahora corresponde a Herman Van Rompuy y Catherine Ashton.

Lo hace pese al riesgo de ser despreciada, como lo ha sido esta semana por Alemania tras presentar su primera propuesta económica importante.

Meses atrás Madrid se había comprometido a ceder el protagonismo al Presidente del Consejo y su jefa de la diplomacia. Pero la ambición de Rodríguez Zapatero y el Ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, indican lo contrario.

"Se da la circunstancia de que la Presidencia semestral es una cuestión de política interior para el Gobierno español", según dice Hugo Brady, analista del Centro para la Reforma Europea con sede en Londres.

Zapatero se ve superado en las encuestas por los conservadores (PP) y se enfrenta a la mayor tasa de desempleo de los 27. Por eso quiere convertir el escenario europeo en una manera de mejorar su imagen en España.

Un ejercicio lleno de riesgos

Zapatero ha sufrido el primer revés esta semana, después de hacer pública el jueves su primera propuesta económica seria: la imposición de "medidas correctivas", es decir, fuertes sanciones para los Estados miembros que no cumplan con los objetivos de crecimiento de la futura estrategia Europa 2020.

Una idea que "no es razonable" para el Gobierno Alemán. Una frase de su portavoz que ha obligado a recular al ejecutivo español, para pasar a hablar de "incentivos" para los países que cumplan sus obligaciones.

Pero es que, además, Zapatero se veía superado por Van Rompuy cuando éste convocaba para el 11 de febrero una Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, para abordar la estrategia económica de Europa.

El futuro de económico, a debate

Y es que ahora los 27 deben encarar un cambio en su política de finanzas para la próxima década. Tienen que sustituir la "Estrategia de Lisboa", que era un catálogo de buenas intenciones, que no imponía restricciones a los Estados y que ha resultado un fracaso.

"Yo respeto la idea de España. Dicen que el sistema actual no funciona, y tienen razón" dice Brady. "Pero la realidad es que los Estados miembros más fuertes nunca acpetarán un sistema de sanciones en el ámbito económico".

Si nos preguntamos si Madrid se ha inmiscuido en el trabajo de Van Rompuy, la respuesta es clara: el nuevo Presidente de la UE establece el marco de las reuniones de Jefes de Estado. Pero la Presidencia de turno controla el Consejo de Ministros de Economía.

Para Brady "Lo que hay es una lucha política por la supremacía entre (...) Van Rompuy, que no tiene un equipo ni un ejecutivo, y un Jefe de Gobierno -Zapatero- de un país que no va a renunciar al poder".

La diplomacia, el otro campo de batalla

En el plano diplomático, la coordinación de competencias entre Madrid y la Alta Representante para la Política Exterior está en la cuerda floja.

Moratinos, el Ministro de Exteriores, ha incrementado desde el lunes sus apariciones, mientras Ashton pasaba de forma brillante su examen ante el Parlamento europeo.

De hecho, el español convocó para el martes una reunión en Bruselas sobre Oriente Próximo. Algo que ha provocado un gran malestar en el entorno de la británica.

Francia estima poco ambicioso el programa español

Para el Secretario de Estado de Asuntos Exteriores francés, Pierre Lellouche, el programa de España no es demasiado ambicioso.

"Su programa de prioridades tiene las claves que todo el mundo espera: superar la crisis, la inmigración, la seguridad y la política exterior, así como la política de defensa", dice.

Algo a lo que Lellouche añade que ¿las instituciones están funcionando (...) y cada uno tendrá su lugar". Más que nada porque "las presidencias rotativas van a continuar (...) pero si seguimos añadiendo capas políticas no vamos a llegar a ningún lado".