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Una batalla entre cárteles rivales deja 23 muertos en una prisión de México

  • Varios reclusos han apuñalado a una banda rival con lanzas improvisadas
  • Más de 17.000 personas han muerto desde 2006 por el crimen organizado 

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Una pelea entre bandas rivales en una cárcel al noroeste de México ha dejado 23 reclusos muertos en el último disturbio mortal en una prision del país, motivado además por una oleada de arrestos.

Los presos de la cárcel de la ciudad de Durango han apuñalado a una banda rival con lanzas improvisadas, afiladas con herramientas del taller de la cárcel y han dejado a decenas de víctimas sangrado por el pecho y por el cuello, según han informado las fuerzas de seguridad estatales.

Funcionarios de la oficina del fiscal general del Estado de Durango han explicado que la reyerta comenzó en el desayuno cuando los presos relacionados con el poderoso cártel de droga de Sinaloa se enfrentaron con los recién llegados del rival cártel del Golfo y su brazo armado, los Zetas.

"Hay 23 reclusos muertos", ha afirmado el general Moisés Melo García, quien comanda el ejército en Durango. "La situación en la prisión está ahora de nuevo bajo control".

Decenas de soldados y policías federales con chalecos antibalas intentaban restablecer el orden, mientras miembros de la familia lloraban y gritaban a las puertas de la cárcel, preguntando si sus seres queridos estaban entre los muertos.

Batalla entre cárteles rivales

Bastión durante mucho tiempo de uno de los contrabandistas más importantes de México, Joaquín "El Chapo" Guzmán, Durango se ha convertido en un campo de batalla para los cárteles rivales que luchan por las rutas de contrabando en los Estados Unidos. La guerra contra las drogas en México ha matado a más de 17.000 personas desde finales de 2006.

La lucha contra el narcotráfico emprendida por el presidente Felipe Calderón ha ayudado a cercar a más de 80.000 sospechosos en los últimos tres años. Sin embargo, esto ha obligado a que las obsoletas cárceles tengan que hacer frente a fugas y disturbios constantes.

El caos supone otro riesgo de seguridad para Calderón, mientras intenta convencer a Washington y a los inversionistas de que puede vencer a los traficantes de cocaína y marihuana.

La prisión estatal de Durango acoge a unos 2.000 reclusos, más del doble de su capacidad oficial.