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Descifran el misterio de los tomates rosas

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Antes de su domesticación los tomates eran pequeñas bayas amargas que crecían en los desiertos de la costa occidental de América del Sur. Hoy en día son frutos gordos y carnosos. Hay muchísimas variedades y de los colores más diversos. El habitual es el rojo, pero los hay verdes, morados e incluso ¡rosas!

Un equipo de científicos del Instituto Weizmann, en Israel, ha descubierto el gen que determina que algunas variedades sean de color rosa.  El gen se llama SIMYB12 y cuando está mutado produce más alteraciones en la planta de lo que los científicos esperaban. El gen es como el director de una orquesta. Regula los cambios de otros 400 genes.

Escuchen, el gen es tan determinante que gracias a él se puede predecir el color que tendrá el fruto incluso cuando la planta aún está en flor, algo que según los científicos acelera mucho la creación de nuevas variedades, un proceso que habitualmente tarda 10 años.

Las diferencias más significativas entre los tomates rojos y los rosas que han encontrado los científicos están en la composición química de la cutícula,  o sea, la piel. En primer lugar, y como era de esperar, el tomate rosa tiene menos licopeno, que es un pigmento rojo.

Es conocido no solo por su color sino por ser un antioxidante que ha demostrado reducir el riesgo de padecer cáncer, problemas cardiovasculares y diabetes.

Tampoco tiene el tomate rosa una sustancia que le da un tono amarillento a los rojos y la última diferencia, esta vez en rigidez de la piel es que la del tomate rosa es más fina y menos flexible que la del rojo de toda la vida. 

CIENCIA AL CUBO

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