Sabina, acompañado de Pereza, se mete en el bolsillo al público porteño en la Bombonera
- Llenó el popular estadio del Boca Juniors con 40.000 seguidores
- El dúo madrileño Pereza y Pablo Milanés, invitados de lujo
Con el tono intimista y provocador que le caracteriza, Joaquín Sabina llenaba la pasada noche la mítica Bombonera de Buenos Aires con un concierto en el que, con Pablo Milanés como invitado de lujo, puso de manifiesto, una vez más, la pasión que siente por Argentina.
Como ya había prometido, brindó un concierto más sobrio de lo habitual, pero en el que no faltó esa especial conexión que el artista español tiene con el público porteño y que, una vez más, no faltó a su cita.
De hecho, consiguió lo que sólo los grandes logran en Argentina: llenar La Bombonera, el popular estadio del Boca Juniors, equipo del que es seguidor, y que acogió a 40.000 seguidores del artista que no cesaron de corear sus letras.
El gustazo de hacer tándem con Pereza
La noche arrancó con fuerza de la mano del dúo madrileño Pereza, que ha participado en dos temas del último disco de Sabina, "Vinagre y Rosas".
“En este disco necesitaba sangre nueva, auténtica, de barrio“
Su presencia, reconocía Sabina, es como recordar los inicios del andaluz, "en este disco necesitaba sangre nueva, auténtica, de barrio. Fue un gustazo que quisieran hacer estas canciones conmigo".
Cuarenta minutos sobre el escenario les bastó para interpretar algunos de sus temas más conocidos, así como uno de Sabina, "En casa de la rubia platino", con el bajista del andaluz, Pancho Barona.
Arranque dulce y con su inseparable sombrero
Después de hacerse de rogar veinte minutos más, Sabina salió a escena con la muchedumbre en pie y arrancó sin más dilación con el primer sencillo de su nuevo trabajo, "Tiramisú de limón".
Ataviado con su clásico sombrero negro y acompañado por la guitarra en la mayoría de las canciones, el artista hizo un repaso por los grandes temas de su discografía y por las nuevas letras de su nuevo disco, aprovechando cualquier oportunidad para cambiar algunas palabras en homenaje a la capital argentina.
"Buenas noches, Buenos Aires. No es para nosotros un día cualquiera venir aquí. Pasamos años soñando con esta noche. La memoria del corazón recuerda cada minuto que vivimos aquí".
Enamorada "hasta las trancas" de Argentina
Jugando constantemente con versos improvisados, el cantautor se metió a la muchedumbre en el bolsillo cuando les preguntó si ellos firmarían para que pida la nacionalidad argentina "de una puta vez".
“Pablo Milanés es uno de mis más hermosos y decentes amigos“
Uno de los momentos más emotivos de la noche llegó cuando el andaluz rindió homenaje a sus colegas argentinos recientemente fallecidos, como Sandro y Mercedes Sosa, así como a sus amigos los periodistas Jorge Ginzburg y Adolfo Castelo, y al dibujante Roberto Fontanarrosa.
Pero la mayor ovación de la noche llegó cuando Sabina invitó al escenario a Pablo Milanés, a quién reconoció no esperaba encontrar esta noche en su concierto, y que presentó como uno de sus más "hermosos y decentes amigos".
Hueco también para los grandes clásicos
Aunque no quiso robarle protagonismo y apenas estuvo unos segundos en el escenario, Sabina le dedicó "Una canción para la Magdalena", compuesta por el cubano.
Durante la velada no faltaron algunos de sus grandes clásicos, como "Y sin embargo", "Calle Melancolía", "Por el bulevar de los sueños rotos", "Medias negras", "19 días y 500 noches", "Y nos dieron las 10" y "Llueve sobre mojado".
Tampoco faltaron algunas de las canciones del artista que hablan de Buenos Aires, como "Dieguitos y Mafaldas" y "Con la frente marchita".
Además, el cantautor volvió a invitar al escenario en dos ocasiones a Pereza, con quienes cantó "Embustera", que han compuesto juntos, y "Princesa".
Familia y fiesta en las gradas
En la recta final del concierto, Sabina confesó que esta noche le acompañaban sus dos hijas porque no quería morirse sin que conocieran La Bombonera.
“La noche ha sido impresionante, nunca os olvidaremos, nunca os hemos olvidado, nunca lo haremos“
Ya entrada la medianoche, y después de hacer como que abandonaba el escenario, Sabina regresó para terminar con "Amores que matan", "La del pirata cojo" y "Pastillas para no soñar", dejando al estadio con ganas de más.
"Oe, oe, Joaquín, Joaquín" y "Pan y vino, pan y vino, el que no grita Sabina para qué carajo vino" fueron algunos de los gritos de guerra de un público que no cesó de saltar y cantar en las dos horas y veinte que duró el concierto.
La noche, como reconoció Sabina durante la velada, fue "impresionante. Nunca os olvidaremos. Nunca os hemos olvidado. Nunca lo haremos".