El Gobierno haitiano reconoce la muerte de 111.000 personas en el terremoto
- Unicef denuncia que hay mafias que trafican con menores huérfanos
- Miles de haitianos hacen colas para conseguir visados para salir del país
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El Gobierno haitiano reconoce que al menos 111.000 personas han fallecido a causa del devastador terremoto que ha destruido Puerto Príncipe, una cifra que revela la magnitud de la tragedia.
En este escenario, la seguridad brilla por su ausencia, no está garantizado el reparto de ayuda humanitaria, y se cuentan por decenas de miles los que han perdido su hogar, y no son menos los que han perdido a varios miembros de su familia, si no a todos.
Sin embargo, en medio de tanta devastación y tanto dolor, todavía se producen milagros. Sólo son posibles gracias al tesón de los equipos de rescate que siguen encontrando a personas con vida.
Rescatan a una anciana después de diez días
Parece un milagro y así lo consideran los médicos. Una mujer, una anciana de 84 años ha sido rescatada este viernes de entre los escombros diez días después del terremoto.
La mujer ha sido trasladada a un buque-hospital estadounidense, fondeado frente a Puerto Príncipe. Sería la cara de las últimas horas.
La cruz la representa la denuncia de Unicef de que mafias de tráfico de seres humanos están aprovechando el caos que hay en Haití y la gran cantidad de niños haitianos abandonados o huérfanos o perdidos para llevárselos a República Dominicana y venderlos. La maldad no tiene límites.
Proliferan los puestos callejeros
La situación presenta algunos atisbos de regeneración de la vida en determinadas zonas de Puerto Príncipe aunque el centro de la capital y las zonas aledañas siguen siendo, y lo van a ser durante mucho tiempo, territorio de la devastación.
La proliferación de puestos callejeros, la reapertura de algunos supermercados y de casas de transferencia monetaria son los rasgos más destacables de las últimas jornadas.
Miles de personas hacen cola ante esas casas de transferencia para recibir giros de familiares y amigos, ya que no tienen dinero con el que comprar nada, y también miles de personas hacen cola frente a inmigración tratando de lograr un documento salvoconducto que les permita viajar fuera del país.
Son muchos los que, si pudieran, se irían de Haití, pero pocos lo consiguen y el éxodo mayor se produce hacia el interior, huyendo del escenario desolador de Puerto Príncipe.