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El Senado de EE.UU. debe confirmar a Bernanke este jueves

  • La Cámara Alta previsiblemente aprobará su segundo mandato al frente de la Fed
  • Habrá un voto de castigo por no haber impedido la crisis financiera

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El Senado de EE.UU. vota este jueves la confirmación de Ben Bernanke para su segundo mandato al frente de la Reserva Federal. Lo hace un día después de que la autoridad monetaria haya mantenido los tipos de interés prácticamente nulos. El tono es más optimista pero la institución se ve erosionada por la pérdida de credibilidad de su presidente.

La semana pasada, se desataron las especulaciones de que el Senado vetaría la confirmación de Bernanke. Algo sin precedentes. La Cámara Alta jamás ha rechazado al candidato presidencial desde que se creó la Fed en 1913. La posibilidad de que ocurriera metió el miedo en los mercados y su materialización podría desencadenar un desplome en las bolsas.

Razones del rechazo

No obstante, la sangre previsiblemente no llegará al río. El rechazo de Bernanke se debe a la indignación popular por la crisis financiera, como ha reconocido el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs. Se ha rescatado rápidamente a los bancos pero no se ha impedido que el paro se haya disparado al 10%. Y Bernanke está en el punto de mira de esa ira.

Es cierto que hay un consenso en que la actuación de Bernanke -heterodoxa y creativa- durante los dos últimos años ha salvado al sistema de la catástrofe, pero se critica que no impidiera la gestación de la crisis, que ignorara las señales de burbuja inmobiliaria, que no supervisara adecuadamente la codicia de Wall Street y sus activos tóxicos.

En su descargo, hay que recordar que Bernanke es uno de los mayores expertos mundiales en la Gran Depresión. Y una de las lecciones que arroja aquella catástrofe es el peligro de pinchar las burbujas. El remedio puede ser peor que la enfermedad. Y la sabiduría ha pasado de generación en generación. El antecesor en la Fed, Alan Greenspan, tampoco se atrevió con ello.

Voto de castigo

La indignación popular y la debacle demócrata en Massachusetts se han traducido en una insólita oposición parlamentaria. La propia Casa Blanca ha tenido que salir al quite en varias ocasiones. Obama tuvo que reiterar el lunes, en una entrevista en la cadena ABC, que "Bernanke tiene mi más firme apoyo". El portavoz de la mayoría Demócrata en el Senado, Harry Reid, se ha tragado sus reservas y el viernes dio al fin su respaldo -tibio- a la candidatura.

La oposición no viene sólo de las filas republicanas. Varios senadores demócratas ya han anunciado que votarán en contra. Y dado que se necesitan al menos 60 votos en la primera votación, el partido del Gobierno precisa el apoyo republicano. Donde también cuecen habas. El senador John McCain, candidato a presidente en las pasadas elecciones, ya ha anunciado que se opondrá. En conjunto, hay dos docenas de votos indecisos o sin declarar.

Con todo, las discrepancias probablemente se manifestarán en la segunda votación -quizás el viernes-, donde basta la mayoría simple: 51 escaños. Eso no impedirá que Bernanke sea probablemente el presidente de la Fed con menos apoyos de la historia reciente. El resucitado asesor económico de Obama, Paul Volcker, es el precedente más próximo: cosechó 16 noes en 1983 por su implacable política contra la inflación.