La Conferencia de Londres buscará una estrategia para que Kabul recupere el control
- Ningún país quiere fijar una fecha, pero todos quieren impulsar la transición
- El papel de los talibanes en el nuevo Gobierno también será tema de debate
Delegaciones de unos 70 países tratarán de pactar, el jueves, en Londres una estrategia que permita marcar el ritmo de la entrega del control de la seguridad a los afganos y allanar el camino a la futura retirada de las tropas extranjeras de Afganistán.
Bajo la presidencia del primer ministro británico, Gordon Brown; el presidente afgano, Hamid Karzai, y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, la Conferencia de Londres sobre Afganistán busca también dar una plataforma internacional al nuevo Gobierno afgano, nacido de las polémicas elecciones del pasado mes de agosto.
Aunque fuentes del Ministerio británico de Exteriores han manifestado en vísperas de la reunión que "no hay fecha para la retirada" de los 84.000 soldados que forman parte de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán (ISAF) de la ONU, los países contribuyentes quieren impulsar el proceso de transición.
La canciller alemana, Ángela Merkel, también ha asegurado este miércoles en Berlín que sería un error establecer una fecha concreta para el retiro de las tropas alemanas de Afganistán, durante una rueda de prensa con el presidente afgano, Hamid Karkzi.
En todo caso, Merkel ha aclarado que apoya el objetivo fijado de hacer a las fuerzas afganas responsables de la seguridad del país asiático en 2014.
"Creo que sería un error nombrar una fecha concreta para el retiro. No queremos dar a los talibán una excusa para que se queden tranquilos y luego lanzar un gran ataque", ha señalado Merkel.
Consolidar una estrategia en torno a 2014
Esto no es incompatible, según las fuentes, con el envío de otros 30.000 soldados estadounidenses y el compromiso de países como el Reino Unido y Alemania de aumentar sus contingentes, lo que situará el número de tropas extranjeras en Afganistán en su nivel más alto desde la operación para derrocar a los talibanes en 2001.
De hecho, hace tan sólo un día Merkel anunciaba el envío de 500 soldados más a Afganistán y la reserva de un contingente especial de otros 350 para situaciones excepcionales.
El incremento de la presencia extranjera debe servir para asegurar que los talibanes pierden peso e influencia en el país, y que el ejército y la policía afganos, que podrían sumar 220.000 efectivos a final de este año, empiecen a gestionar la seguridad.
Londres insiste en que en la Conferencia no hablará de una retirada de ISAF, sino de cómo consolidar una estrategia que en torno a 2014, en función de cómo evolucionen los acontecimientos, "permita tener clara la situación", han agregado las fuentes.
La cuestión del futuro de la presencia de las tropas extranjeras es vista como parte de un enfoque global, en el que se tendrán en cuenta también los planes de desarrollo económico y de asistencia a Afganistán, la lucha contra la corrupción y el consenso entre los países de la región para garantizar la integridad del país.
El quinto asunto central de la cita en Lancaster House -una histórica mansión propiedad del Foreign Office en el centro de Londres donde se negociaron las independencias de Nigeria, Kenia y Zimbabue- será el de la reconciliación, las iniciativas para tender puentes hacia los sectores moderados del movimiento talibán.
Las puertas están abiertas, pero el Gobierno británico recordó que hasta ahora ninguna facción se ha mostrado dispuesta a aceptar las exigencias de Occidente, es decir, renunciar al uso de la violencia y cortar todos los vínculos con Al Qaeda.
La Conferencia puede alumbrar la creación de un Fondo para la Reintegración, según lo definieron las fuentes del Foreign Office, que permita reinsertar a los ex combatientes.
Diálogo con los insurgentes
La ONU ha anunciado en vísperas de la Conferencia que ha retirado a cinco ex altos oficiales talibanes incluidos en una lista de afganos vinculados con Al Qaeda, lo que a partir de ahora les permitirá viajar fuera del país y recuperar sus bienes y activos congelados.
A la vía del diálogo ha aludido el ministro afgano de Finanzas, Omar Zakhilwal, en declaraciones al Financial Times, en las que ha asegurado que el Gobierno afgano está abierto a dialogar "mañana mismo" con los insurgentes si tiene apoyo internacional.
"Hay muchos (talibanes) que se han dirigido al Gobierno", ha asegurado Zakhilwal, quien ha añadido que "si se les ofrecen las garantías necesarias, veríamos muy pronto defecciones".
"El costo de la paz es muy inferior al de la guerra", ha argumentado el ministro, convencido de que es posible "comprar" la entrega de las armas por parte de muchos combatientes y mercenarios si se les ofrece dinero, trabajo, tierras y protección para cambiar de bando.
El objetivo, en palabras de los estrategas políticos y militares de las fuerzas extranjeras, es "ganar las mentes y los corazones" de los afganos para que rechacen a los talibanes.
Pero la fórmula no convence a los representantes de varias ONGs con presencia en Afganistán, que este miércoles han expresado sus dudas acerca del enfoque que proponen las potencias occidentales para lograr la paz.
Las ONGs han pedido restar protagonismo a los mandos militares y han subrayado que los afganos temen que las tropas aliadas se involucren en la construcción de escuelas o centros médicos en sus localidades porque se convierten en objetivo de los talibanes.
Farhana Faruqi-Stocker, de Afghanaid, ha lamentado que los Gobiernos extranjeros "pongan un excesivo énfasis en los asuntos militares" y ha recordado que "la pobreza y los Gobiernos corruptos son elementos clave de este conflicto que deben ser tenidos en cuenta".