Enlaces accesibilidad

Irán califica de "política errónea" las nuevas sanciones de EE.UU. a la importación de gasolina

  • EE.UU. intenta así frenar la carrera nuclear iraní
  • Irán es el tercer páis del mundo en reservas de petróleo y gas
  • El problema es su precaria industria de refinado, por eso debe importar

Por

Irán ha calificado de "política errónea" la decisión del Senado estadounidense de imponer sanciones a la importación de gasolina por este país y ha advertido que no tendrá ningún impacto sobre su economía.

"Las sanciones impuestas por Estados Unidos en los últimos 31 años no han tenido resultado alguno excepto fortalecer la determinación de ser independientes", indicó el portavoz de ministerio iraní de Asuntos Exteriores, Ramin Mehmanparast.

"De igual manera, (las nuevas) no hará que renunciemos a nuestros derechos legítimos" en materia nuclear, agregó el funcionario, cuyas palabras divulgó la agencia de noticias estatal Irna.

Freno al desarrollo nuclear

El Senado estadounidense aprobó el jueves un proyecto de ley que permitirá al presidente del país, Barack Obama, imponer nuevas sanciones a Irán a causa de su conflictivo programa de desarrollo nuclear.

La nueva ley autoriza al mandatario sancionar la importación de gasolina a Irán y la venta de materiales que sirvan para modernizar su industria de refinado.

Además, permite la congelación de los fondos que tengan en el exterior miembros del régimen iraní.

Irán es, según los expertos, el tercer país del mundo en reservas de petróleo y gas, pero debe importar gran parte de su combustible debido a la precariedad de su industria de refinado.

Teherán anunció durante los pasados meses que ha comprado y almacenado suficiente gasolina como para no verse afectado por las nuevas medidas punitivas y que está en disposición de producir más en los próximos meses.

El régimen iraní mantiene un enconado pulso con gran parte de la comunidad internacional a causa de las sospechas de que desarrolla su programa nuclear.

Países como Estados Unidos, Israel, Francia, Alemania y el Reino Unido acusan a Irán de ocultar, bajo su plan atómico civil, un proyecto de naturaleza clandestina y aplicaciones bélicas cuyo objetivo sería la adquisición de un arsenal nuclear, alegación que Teherán rechaza.