Las barbas de las ballenas: la evolución de los dientes de un antepasado enano
Las ballenas más grandes del planeta, como la ballena azul que alcanza los 30 metros, o la ballena gris que alcaanza los 15 metros de longitud, son precisamente las que comen animales más pequeños.
No tienen dientes y en su lugar tienen barbas con las que filtran el agua y retienen los pequeños crustáceos y algas. Un equipo de científicos del Museo Victoria de Melbourne ha indagado sobre los antepasados de estas ballenas y ha averiguado cómo empezaron a alimentarse de esta forma tan particular.
Los científicos, liderados por el doctor Erich Fitzgerald, han estudiado los fósiles del Mammalodon colliveri. Es un antepasado de las ballenas que vivió hace 25 millones de años. Sus restos se hallaron en las costas de Torquay en el sureste de Australia en 1932.
Hasta 1939 no se le puso nombre y hasta ahora no se había estudiado con demasiado entusiasmo. Mide 3 metros, esto es un tercio o menos de lo que los antepasados de las ballenas solían medir. Por eso, se cree que se trata de una variedad enana, algo por cierto relativamente común en las aguas australianas.
El Mammalodon tenía dientes, vivía en aguas templadas y no muy profundas, ricas en moluscos, anémonas y corales. Tenía una enorme cantidad de vasos sanguíneos y nervios que llegaban hasta los labios, lo que indica que la actividad en esa zona de su cuerpo era grande y que la sensibilidad era extraordinaria.
Según creen los científicos, el Mammalodon usaba la boca para absorber absorbía fango del fondo marino cuando localizaba una presa, la retenía y luego escupía la arena. Es un mecanismo que aún se puede observar en algunos cetáceos que viven en la actualidad como las belugas.
Parece ser que que todo este sistema especializado evolucionó hacia las barbas de las ballenas actuales.
CIENCIA AL CUBO
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