El mundo acoge con desconfianza la nueva oferta iraní para que le enriquezcan uranio en el exterior
- Rusia y China piden que se vuelva al diálogo
- Londres ve "positivo" el anuncio pero Francia y Alemania son escépticas
- EE.UU. quiere que presente la oferta formalmente ante el OIEA
Con su afirmación de que "no hay problema" para dejar que las grandes potencias le enriquezcan uranio en el extranjero, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ha vuelto a sembrar la esperanza y el desconcierto en la comunidad internacional, dividida entre el apoyo tímido de China y el escepticismo de Estados Unidos y los países europeos, que quieren ver cómo se traducen esas palabras en realidad.
"Si las declaraciones de Ahmadineyad reflejan una nueva posición iraní, queremos que Irán informe al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA)", ha pedido el protavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU., Michael Hammer.
"Lo urgente es continuar con la negociación, con el diálogo, y las discusiones están en curso sobre el enriquecimiento de combustible nuclear en Irán", ha matizado el ministro chino de Asuntos Exteriores, Yang Jiechi.
Junto a él, en una rueda de prensa en París, el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, subrayaba que su postura no es la misma.
"Desde 2007 no hemos hecho otra cosa que dialogar y los iraníes están perdiendo el tiempo", ha denunciado Kouchner, que ha subrayado que no podrán examinar la oferta iraní hasta que sea depositada ante el OIEA.
En la misma línea, el jefe de la diplomacia alemana, Guido Westerwelle, ha advertido sobre la posibilidad de que el anuncio de Ahmadineyad sea una nueva táctica de dilación para evitar sanciones.
Acuerdo postergado
"Tenemos que ver si realmente Irán quiere que se enriquezca uranio en el extranjero. Un discurso no significa necesariamente que se tomen más pasos", ha añadido con escepticismo.
Por su parte, Rusia ha saludado el cambio de actitud de Ahmadineyad si realmente supone volver al acuerdo original, al igual que Reino Unido, que ha considerado "positivo" el gesto iraní pero al igual que sus socios europeos piden "compromisos concretos".
Irán rechazó en noviembre una propuesta de estos seis países de enviar la mayor parte de su stock de uranio a Rusia y Francia para que se convirtiese en combustible para su reactor médico en Teherán como prueba de su "clima de confianza".
Teherán respondió a la oferta con un intercambio según sus condiciones -un intercambio simultáneo en pequeñas cantidades para no perder potencial nuclear- amenazando con que en caso contrario el país islámico enriquecerá por sí mismo el uranio.
Las potencias occidentales temen que ese enriquecimiento no sea con fines pacíficos, tal y como proclama Irán, sino para desarrollar una bomba nuclear qye eventualmente podría lanzar contra Israel, su gran enemigo regional.