El nuevo método de extorsión de ETA: las amenazas mediante llamada telefónica

• Envían una única carta reclamando el impuesto recolucionario y luego llaman por teléfono
• Las llamadas se realizan desde cabinas públicas de Francia y sin distorsionar la voz
• En los últimos dos meses ha realizado un centenar de llamadas

ETA intimida a sus víctimas a través del teléfono

Los expertos antiterroristas creen que la debilidad de ETA por los últimos golpes policiales le ha llevado a introducir cambios en su estrategia y ahora han introducido una novedad en sus métodos de extorsión para financiarse, la llamada telefónica para amenazar, según ha podido saber el Equipo de Investigación de TVE.

En su nueva estrategia, empleada en la última remesa de cartas exigiendo el pago del llamado impuesto revolucionario, la banda terrorista sólo envía una única carta. En caso de no abonar la cantidad exigida, el amenazado no recibirá más misivas como era habitual, pues el teléfono es ahora el vehículo que ETA utiliza desde diciembre para insistir en su chantaje económico.

Para efectuar estas llamadas amenazantes, los terroristas realizan las llamadas con una tarjeta telefónica y desde una cabina pública en Francia. Desde una misma cabina ETA ha llegado a realizar hasta 20 llamadas a otros tantos extorsionados en Euskadi. Las cabinas estarían diseminadas por toda la geofrafía francesa.

La conversación telefónica es breve y el comunicante habla en nombre de ETA y no distorsiona su voz. El etarra recuerda al amenazado la cantidad económica exigida por carta y le da un plazo de tiempo para efectuar el pago.

Las llamadas se realizan a mediodía y en unos casos al domicilio particular del extorsionado y en otros a su dirección profesional.

Fuentes consultadas por TVE, aseguran que en los últimos dos meses ETA habría efectuado un centenar de llamadas reclamando el pago del impuesto revolucionario.

La extorsión económica mediante llamada de teléfono es un método nuevo en la historia de ETA. Con este sistema, la banda armada reduce la red de colaboradores en una situación de debilidad ante los golpes policiales.