Las tropas españolas llegan a Haití
- La mision humanitaria española durará tres meses
- Los haitianos dicen que su única esperanza es arreglar el hospital y la escuela
- Los muertos por el terremoto ascienden a 212.000, según el Gobierno de Haití
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Efectivos de la Armada española trabajan ya en Petit Goave, a unos 70 kilómetros de Puerto Príncipe, una ciudad en un entorno paradisíaco reducida a una más de las caras de la tragedia de Haití y destino de vehículos de transporte con nombres como "Lamentación".
En lo que hoy por hoy es una simple síntesis de la situación que vive el país, la palabra "Lamentación" destaca en la parte trasera de uno de los autobuses que cubren el trayecto que separa a Puerto Príncipe del nuevo destino de los efectivos del buque anfibio español Castilla. El autobús va lleno.
Tras trece días de navegación, una lancha anfibia de desembarco del tipo LCM de la Armada española hacía bajar su enorme compuerta metálica sobre los escombros esparcidos en una suerte de cala en lo que queda del puerto de Petit Goave, al oeste de la capital haitiana.
Todo el mismo día en que la cifra de víctimas mortales causadas por el terremoto asciende ya a 212.000, según los últimos datos del Gobierno haitiano divulgados por el primer ministro, Jean Max Bellerive.
La misión durará tres meses
La misión humanitaria española, que durará tres meses, comenzó ante los ojos de un pequeño grupo de haitianos, operarios del puerto, que miraban entre cariacontecidos y asombrados el despliegue militar español.
"Aquí sólo vienen barcos, viene gente pero nosotros no vemos nada. Yo no he visto un saco de arroz todavía", dijo a Efe Fredo, un dominicano de 33 años, 25 de ellos en Haití, para quien los españoles no son más que otro grupo de militares en la localidad.
El capitán médico del Ejército del Aire Carlos Rodrigo, miembro de una avanzada militar española que llegó a la ciudad hace varios días, indicó a periodistas que según datos no oficiales que se manejan en la localidad varios cientos de personas murieron como consecuencia del terremoto.
Hablar de cantidad de heridos y damnificados en una ciudad en la que ni siquiera hay certeza de que la población sea realmente de 100.000 personas es simplemente quimérico.
“Yo no he visto un saco de arroz todavía“
Al menos para Francoise Diebou, un operario de 55 años, la llegada de los españoles sí es un motivo de alegría.
"Esperemos que arreglen el hospital, la escuela, porque esta es la única entrada para la esperanza que tenemos", dijo.
Petit Goave es sólo otra reiteración de la estampa que se puede ver por todo el país: la iglesia de la ciudad apenas muestra unas cruces abiertas en el único muro que queda en pie, frente a casas derrumbadas como sandwiches de hormigón y cemento que flanquean calles cubiertas de escombros y polvo.
Los zapadores que han llegado en el barco, dotado de 450 efectivos, tendrán todo el trabajo que quieran allí y en la carretera que conduce a la capital del país.